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LA MONTAÑA EN ARAGÓN

Los ‘bichos raros’ del Pirineo

Los montañeros solitarios son una minoría pero más vulnerables en caso de accidente

Los ‘bichos raros’ del Pirineo

La montaña es cada vez un mayor objeto de visita, gozo y contemplación. En los últimos años la presencia de visitantes roza lo masivo en ciertos puntos y en épocas determinadas del año. Se puede realizar de diferentes maneras. Hay andadas a lo largo de todo el año con grupos que superan en muchas ocasiones el medio millar de aficionados o los ultra trails, como la del Aneto-Posets, que cuenta con 3.000 corredores.

También hay campamentos de niños y jovenes que dan sus primeros pasos en la naturaleza. Y ahora llegan las vacaciones y puntos determinados como los valles de Benasque y de Ordesa se llenan de turistas. Son pocos los montañeros solitarios en esta época y mucho menos durante el invierno. Algunos que van en grupos nutridos los ven como personajes peculiares, imprudentes o bichos raros. Están fuera de la norma, muchos de ellos ya tienen experiencia, una buena condición física y saben manejarse por el monte con suficiencia. Algunos son unos románticos, gozan de la montaña como una opción trascendente y muy personal. Las campañas de seguridad en la montaña no recomiendan ir solos al monte. Aunque no hay una regla fija y puede ser tan propensa a accidente una persona de un grupo como un llanero solitario. Aunque sí es cierto que el rescate se complica si una persona en solitario no da el aviso.

La campaña Montaña Segura dedica uno de sus apartados a estas personas autónomas. «Los montañeros solitarios existen, son habituales y difícilmente podremos convencerlos de que dejan de ser montañeros solitarios. Suelen ser personas con bastante experiencia, generalmente conscientes de las exigencias físicas y técnicas de la actividad que están realizando y del plus de riesgo que asumen», explica.

Marta Ferrer, la coordinadora de Montaña Segura, explica que «el año pasado, en la actividad de senderismo de verano en el Pirineo, de 3.853 personas, 117 iban solas, el 3% del total de encuestados. Por otro lado, en la cima del Monte Perdido se encuestó a un 16% de montañeros solitarios y en el Aneto, a un 17%».

Desde la campaña hay unos consejos para estos montañeros. «Estos no evitan el ir solo a la montaña porque es una decisión muy consciente. Queremos que salgan con más garantía de seguridad y mejor protocolo de actuación. Este tipo de personas son más vulnerables que un grupo en caso de accidente». dice.

La campaña tiene una ficha de declaración de intenciones del montañero solitario en la que indica qué tipo de actividad va a realizar, por dónde va a ir, la fecha de salida y la hora de regreso y el equipo que va a llevar. Esta información se entrega al alojamiento donde está, a un amigo o un familiar. En caso de accidente la localización es más sencilla.

Marta Ferrer explica que el seguimiento de un montañero soliario es «bidireccional. No puede ser que esté requiriendo que estén pendiente de él y que no comunique cuándo acaba la actividad. Tampoco debería cambiar de planes sobre la marcha o no cambiar sin avisar». También recomienda llevar el teléfono móvil o un dispositivo satelital.

Para Ferrer el grupo ideal para ir al monte es de «tres personas. Si una se accidenta, otro se queda con el herido y el tercero va a pedir ayuda. Un grupo más grande no es más seguro». A la hora de planificar «hay que hacer actividades por debajo de la exigencia del practicante y no tocar techo técnico. Son más preparados para la actividad, pero más vulnerables y esa vulnerabilidad se les olvida. Hace pocos días se extravió en Benasque un alemán que estuvo herido cuatro días y nadie extrañó su ausencia», explica Ferrer.

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