Fue uno de los momentos más esperados de la reciente Cena de la Montaña que organizó la territorial (FAM). Una de las placas fue para Esther Cereza, la alcaldesa de la localidad ribagorzana de Montanuy, municipio que ha impulsado el refugio de Cap de Llauset. A sombra de tresmiles como el Aneto, la Maladeta y Ballibierna, es el más alto en el Pirineo español a 2.425 metros.

Pascau no es un cualquiera en el montañismo. Fue uno de los grandes impulsores de la red de refugios en Aragón. Fue gerente de Prames y ahora preside el Patronato del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Pascau tiene en gran estima a Cereza, una montañesa de 30 años que lleva desde el 2015 en la alcaldia de Montanuy por el PSOE. «Es trabajadora, buena gente, inteligente y no es altiva. No da codazos por salir en las fotos. Y siendo un ayuntamiento tan pequeño con bastantes mejoras por hacer, han priorizado invertir en un refugio porque lo consideran importante. Esto es la excepción en los municipios de montaña», dice Pascau.

Montanuy se encuentra en la Alta Ribagorza y es el último pueblo al norte de Aragón junto a la frontera con Cataluña. Está formado por 17 pueblos con 150 vecinos y su gran riqueza es la ganadería junto a algunas casas de turismo rural. Cereza lleva 8 años en el ayuntamiento. «Me apoyaron en la agrupación. Es una labor que da mucho trabajo. Tiene partes positivas y negativas. Hay proyectos que se hacen para el beneficio de los vecinos».

Para esta joven edil, «es un orgullo recibir este premio de la FAM. Yo he hecho la parte más fácil del refugio porque ya estaba iniciada la obra, pero comenzó con José María Agullana como alcalde hace diez años. Se decidió luchar para terminar el cien por cien de las obras. Todos sabemos que en la administración somos muy lentos y lo más fácil que hubiera podido pasar es que el refugio se hubiera quedado a medias. También ha sido gracias a la Diputación Provincial», indica.

La alcaldesa recalca que «el refugio nos ha puesto al municipio en el mapa. En febrero durmieron 80 personas porque llegan muchos practicantes de esquí de montaña. En esas fechas cuesta llegar cinco horas, pero en verano se alcanza en hora y cuarto desde que se deja el coche».

El municipio está entre valles muy potentes como Benasque, Boi y Arán. «Se piensan que entre medio no hay nada, pero existimos. Para la Mercé hay más afluencia que para San Jorge. El hecho de hacer el refugio nos ha dado a conocer más a Montanuy». Una de las luchas del municipio es la ampliación de Cerler por Castanesa. «Si no hay una conexión con Cerler quedaremos cuatro y es mejor tener pueblos vivos. No sufrimos de despoblación, estamos despoblados. Es un proyecto de hace diez años y los ecologistas están en contra. Invito a todos que se trasladen a vivir aquí y a ver cuánto tiempo aguanta», concluye con ironía.