-¿Cuáles son las diferencias entre las competiciones de España, Italia y Estados Unidos?

-Es muy curioso, porque en España he jugado muy poco, apenas ocho partidos. En Italia tuve la suerte de participar bastante y acabar siendo campeón. Estados Unidos es otra historia. La principal diferencia es el nivel y la presencia de extranjeros. Las ligas en Europa, por ejemplo, se salvan por la presencia de jugadores latinos, que elevan la calidad. Sin ellos, probablemente, no se podría seguir jugando.

-El entramado de ligas en Estados Unidos es casi incomprensible.

-Hay muchas ligas y todas tienen mucho nivel. Yo estoy en la denominada rookie, que tiene por encima otras cuatro competiciones. El año pasado estuve en la dominicana, pero conseguí subir de categoría. Mi objetivo es seguir creciendo y llegar al nivel más alto posible.

-¿Está contento con sus tres años en las ligas norteamericanas?

-El primer año fue complicado, pero estaba tranquilo porque sabía que tenía un año más de contrato seguro. Con el parón de la cuarentena fui a Italia, para seguir jugando. Estoy contento con los progresos y creo que van a seguir contando conmigo, para que pueda seguir creciendo y subiendo en las ligas.

-Es el único español en las competiciones estadounidenses. ¿Lo toma como una responsabilidad?

-Hay otro chico que está en la liga dominicana, pero en Estados Unidos sí que estoy yo solo. Una de mis motivaciones es mostrar la calidad de los jugadores españoles, además de enseñar en España que tengo un alto nivel y que merezco llegar a la selección nacional. No me gusta ponerme presión extra, que no la necesito.

-¿Cómo valora la situación del béisbol en España?

-En estos dos últimos años, no sé si por la pandemia, no se ha crecido nada. Creo que se sigue haciendo buen trabajo y, hasta hace unos años, el nivel en España era muy bueno. Ojalá se pueda recuperar la situación de hace un tiempo y los jugadores que estamos fuera podamos volver para ayudar a que el deporte siga creciendo. 

-Y entre tanto béisbol, se enamora del Real Zaragoza.

-Mi padrastro es de Zaragoza y nos hablaba del equipo, pero tampoco mucho. Fui una vez a La Romareda, lo pasé bien pero hasta que no salí de España no creció el sentimiento por el equipo. Lo que siento ahora es algo increíble. 

-¿Hasta dónde llega esta locura por el equipo?

-Comenzó en un partido contra el Lorca, que era un encuentro poco importante pero el estadio estaba lleno. Aquello me marcó. Llevo tatuado el contorno del Pilar en el brazo con la frase «Mil banderas ondearán» y en las costillas, «Nobleza y valor». Es algo que siento y estoy muy orgulloso de todo esto.

-¿Béisbol o Real Zaragoza?

-Yo béisbol no veo, me aburre, solo me gusta jugarlo, prefiero al Zaragoza, que es mi pasión. Es una sensación completamente diferente. Creo que nos pasa a muchos deportistas, que pasamos tantas hora con nuestro deporte que nos cansamos de él. Siempre estaré con el Real Zaragoza, atento a todo lo que haga y deseando que por fin se consiga el ascenso.