«Pamplona. Qué pasa con Pamplona. ¿Pero vosotros habéis estado? La fiesta más brutal del mundo se hace ahí. Los Sanfermines, que vienen hasta los japoneses y Hemingway hizo una novela que se estudia en las universidades americanas. ¿Queréis jarana? Pues venid a Sanfermines».

Jarana no sé. Escalada, ya te dice María Laborda que sí. Tres horejas. Tres días a la semana. Inversión de coche y tiempo de sus padres. De Ejea a Pamplona. Y vuelta para casa. «Si no duermo les doy conversación. Estudiar, imposible. Me mareo. Ya cuando llego a casa por la noche. A veces veo series». Está empezando El Internado y acaba de terminar La Casa de Papel. Y su personaje favorito, el del speach de arriba. Matías, aka Pamplona. Cómo no. No es gratuito. El actor navarro Ahikar Azcona es habitual del mismo rocódromo que María.

Pronto, en septiembre partirá. Como las golondrinas. Camino de Sant Cugat. Al CAR. Como su ídolo y amigo Alberto Ginés, oro olímpico. «Allí todo será bajar una escalera e ir a desayunar. Subir otra y estar en el instituto o el gimnasio». Entrenar más y más pensando en París 2024.

La mejor deportista aragonesa 2020 en la Gala del Deporte tiene pintas de comerse el mundo. Siempre que este sea vertical y allá que ir a saco. «Me da pereza andar por el monte. Necesito que sea todo para arriba y rápido». En el CAR tendrá a David Macià, seleccionador nacional y técnico de Ginés, y a Erik Noya.

El 2021 ha sido el de su consagración. Si eso existe para alguien que tiene 17 años y hace Segundo de Bachillerato en el IES Reyes Católicos, que adapta las fechas de los exámenes a sus competiciones. «Apruebo todas. Quiero hacer INEF».

Es verdad que a sus triunfos como júnior ha unido los primeros destellos entre las grandes. «El momento más especial este año ha sido cuando en la segunda prueba del Europeo absoluto me quedé segunda. Me di cuenta de que todo el trabajo hecho tenía su fruto», dice María. Eso y verse respaldada. Porque es la única chica del equipo nacional. «Sentí el apoyo de mis compañeros, la confianza de mis técnicos. En todas las competiciones aprendo algo», confiesa.

Y «como cualquier adolescente» este fin de año intentará disfrutar y recuperar el tiempo perdido por las competiciones con amigos y familia. Y luego volver a subir más rápido para arriba. «Mi meta es estar con las primeras en júnior y Europa y meterme en finales en el Mundial sénior», le desea al 2022.

Daniel Osanz

Esa tarde en Barruera. Esas cañas con Miguel, Ernesto y Aitor. Sólo faltaba Javi, con el que en verano aparcó todo y se fue a subir montañas. Esas risas entre amigos. Esa celebración con los suyos. «No fue el mejor momento del año por la medalla. Lo fue porque estuve con ellos, disfrutándolo, compartirlo, viendo cómo se alegraban por mí», confiesa Dani Osanz de ese 9 de julio en la Vall de Boí, ese día que sin esperarlo fue subcampeón mundial absoluto de Kilómetro Vertical.

Dani no para de correr. Ni cuando deja de entrenar. Después de debutar en maratón, la distancia a la que quiere adentrarse con 23 años, ha parado en Navidad para no detenerse. La otra carrera de su vida le persigue. «Es como hacer una prueba de 120 kilómetros. Y voy por el 100. La presión es lo más duro. Me queda Pediatría y Ginecología para terminar Medicina», indica Osanz. Se levanta pronto para desayunar apuntes y no para ni cenando. Se da una hora para entrenar «lo que le pide el cuerpo». Así que a la Gala fue deprisa y corriendo: «Si apruebo en enero solo me queda el rotatorio, un año y medio conociendo cada dos semanas las distintas especialidades».

Va a por todos. En vertical o en los estudios, aunque este año ha habido un cambio trascendental, mental, de confianza. «Porque hay carreras que he ganado, pero en otras he luchado por cada posición. En el campeonato de España hice tercero en el KV y luego en línea peleé por ser 17º como si fuera un Mundial. Es luchar, tener confianza, te van saliendo las cosas y no te bajas de la ola», confiesa. 

Algo más ha cambiado. Porque ha decidido que, si aprueba estas dos «los 46 temas de una y los 37 de la otra», se dedicará de una vez por todas al deporte los años que pueda como profesional. «Aún no he definido el calendario. Quiero competir en las mejores carreras del mundo con los mejores. Y pelear por el Mundial absoluto del Kilómetro Vertical», dicta para el 2022.

La huella de Kilian

Con los mejores. Como ese otro día en Sierre Zinal. Cruzando la meta como si celebrará un gol. «Mis amigos hacen GIFs con mis celebraciones», sonríe. No era para menos. «A mitad de carrera me dijeron que iba a veinte segundos de Kilian Jornet, mi ídolo, el Messi de las carreras de montaña», añade.

Siempre para arriba, rápido, sin escalar, porque «soy muy descoordinado. María no tiene límite». Corriendo. Porque ya sabe que en cualquier tropiezo, en carrera o en la vida, todo continúa sonriendo.