La reforma energética ha provocado un auténtico calambre, si no la electrocución, no solo de las eléctricas sino de otros sectores como el de las renovables o el papelero. Todo ello se refleja en una caída o estancamiento de los beneficios, que algunas han paliado con una mayor apuesta por el exterior o la diversificación de los negocios. El caso más espectacular es del Acciona, que el año pasado registró las primeras pérdidas de su historia, con un total de 1.972 millones, y que además aprovechó para devaluar sus activos hasta el nivel acorde con el nuevo escenario normativo, que hará que el 40% de sus parques eólicos se queden sin primas a la producción e ingresen la mitad que ahora.

Pero no es la única, ya que los efectos de los cambios normativos se han extendido hasta una papelera como Ence, con una gran actividad en cogeneración con biomasa, cuyas ganancias registraron un desplome de más del 92% y con perspectivas de tener que revisar las cuentas para acabar declarando pérdidas.

CICLOS COMBINADOS

¿Las principales consecuencias? El anuncio de menores inversiones o de apenas las dedicadas a mantenimiento en un sector que de por sí cuenta con exceso de oferta. Las multimillonarias inversiones en ciclos combinados en los últimos años (centrales que queman gas) han resultado excesivas, tanto por el descenso de la demanda desde el 2008 como por la pujanza de la generación con energías verdes. Su uso apenas llega al 10%, frente a casi el 20% en el 2012 y el 25% en el 2011. Los 69 ciclos combinados dispersos por España cubren solo el 9,6% de la demanda, frente al 21% de la eólica.

La reforma energética, que incluye desde impuestos hasta una menor retribución a las energías renovables con efectos julio del año pasado cuando entre en vigor, tiene como efecto más palpable un mordisco en el resultado de explotación. Ese es el margen que se obtiene del negocio ordinario y refleja mejor el impacto en el negocio que el beneficio neto, que ya incorpora operaciones financieras y contables de todo tipo, pero que también se ha deteriorado, desde las pérdidas de Acciona al desplome de más del 92% en el caso de la papelera Ence. Pero el impacto durará más. Gas Natural, por ejemplo, prevé percibirlo en los dos próximos ejercicios.

Nadie se atreve hoy a hablar de futuros proyectos en España. Ni de eléctricas convencionales ni de renovables. En la feria eólica EWEA 2014, celebrada en Barcelona, David Jones, responsable de energías renovables de Allianz Capital Partners, el mayor inversor del sector en Europa, reiteró la necesidad de un marco regulador estable. Sobre España, admitió que si en el futuro deciden entrar, el rendimiento que se exigirá será "mayor que el que se obtiene en mercados más estables". En la misma feria, la patronal eólica europea, EWEA, tachó de "ideológica" la reforma del PP.

ESTIMACIONES DE UNESA

La patronal eléctrica, Unesa, cuantifica los daños de este terremoto en el 2013 en más de 5.000 millones y otros más de 2.000 en el 2012. Con todo, los analistas destacan que el verdadero efecto se percibe en el resultado de explotación. En el caso de Endesa le restó del resultado de explotación del negocio en España 933 millones en el 2013, convertidos finalmente en 519 millones gracias a la reducción de costes fijos. En el caso de Iberdrola, el resultado operativo bajó casi el 7% por el incremento de los impuestos y en el de Gas Natural, esta variable logró crecer el 0,1% gracias a un mayor esfuerzo de internacionalización.

En energías renovables el ajuste será de unos 1.700 millones. Acciona, por ejemplo, no prevé nuevos proyectos este año ni siquiera fuera de España, aunque no los descarta si cierra la venta del 49% de su cartera de renovables en el exterior, como tiene previsto.

Las eléctricas también han optado por ajustar inversiones y reforzar la internacionalización. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez-Galán, ya dijo que la empresa es "más británica o americana" que española.