El lema de Kodak era: "Usted aprieta el botón y nosotros hacemos el resto". Todo ese "resto" es el que se llevó el tsunami digital y provocó la bancarrota de esta multinacional, que hoy subsiste con mucha menor dimensión y reinventada. Salvando las distancias, eso es lo que ha sucedido con Fotoprix, la última de las grandes cadenas de tiendas y laboratorios de fotografía, que se ha visto obligada a presentar concurso de acreedores con una deuda de unos doce millones de euros.

El fundador, Porfirio González (Otero de Bodas, Zamora; 1949), no ha tenido más remedio que declarar la insolvencia. Acostumbrado a reinvertarse, González creó la empresa en 1981, tras la crisis inmobiliaria de los 80, con una primera tienda en Barcelona.

"Me metí en esto por hacer algo. Hasta entonces había vendido torres y era una actividad que entró en crisis, lo que me obligaba a buscar otros negocios. Vi que las fotos, con descuentos y mucha publicidad, eran una salida interesante", explicaba en 1992. Por aquel entonces, lo habitual era que este tipo de negocios los montaran dependientes de tiendas de fotografía. Sin mucha idea del tema, se lió la manta a la cabeza y nació Fotoprix.

La revolución digital fue el otro punto de inflexión en su carrera. En el 2010, tratando de evitar ser arrastrado por la marea, avivó el ingenio y del revelado, la actividad que daba más márgenes, pasó a potenciar la impresión: tarjetas, catálogos, calendarios... Había que buscar soluciones al cambio de hábito de los usuarios. "Imprima a su hijo en la taza en que toma café cada mañana", afirmaba uno de sus lemas. En esta etapa inventó el fotolibro, para animar a imprimir las fotos que ahora se guardan en el ordenador.

Pero las cifras no acompañaban las buenas intenciones. En el 2007, la compañía alcanzó los 81 millones de facturación, mientras que en el 2012 --último dato disponible-- apenas llegó a los 51 millones. Paralelamente, las deudas a corto plazo con la banca se disparaban entre el 2008 y el 2012 desde los 6,2 millones hasta los 14,1 millones, con unos intereses que ya superaban los 100.000 euros; mientras que los resultados pasaban de 581.561 euros a 444.148.

Según la información de la insolvencia, que publicaron ayer La Vanguardia y Expansión, la larga crisis del sector debido al cambio de hábitos que supuso el éxito de la fotografía digital, el peso del endeudamiento por las inversiones realizadas para adaptarse a esa transformación y la actitud de la banca han sido los factores que han provocado la situación actual.

95 tiendas propias

González se lamenta de la inflexibilidad de la banca. Un empresario contaba recientemente algo parecido. "Una vez iniciadas las conversaciones para refinanciar la deuda nos exigían que vendiéramos las filiales y activos más rentables que, a su vez, son los que, en el futuro, pueden dar mejores resultados", se quejaba este dueño de una industria.

En su apogeo, Fotoprix llegó a tener 300 establecimientos en España, entre centros propios y franquiciados. Hoy posee 95 tiendas propias y 70 franquicias; mientras que la plantilla, que alcanzó las 700 personas, es de unas 400 personas. En su demanda de solicitud de concurso, declara deudas de 12 millones, de los que cerca de la mitad son con la banca. Otros acreedores son la Agencia Tributaria (2,5 millones) o la Seguridad Social (500.000 euros). La intención de González es negociar con los acreedores para llegar a un acuerdo, aprobar un plan de pagos con una quita significativa y continuar, aunque sea sin carretes.

Actualmente, en Aragón hay seis tiendas de Fotoprix. Cinco en Zaragoza (avenida Goya, calle Verónica, Delicias, Plaza Imperial y Puerto Venecia) y otra en Huesca.