Alberto Larraz aportó ayer nuevas claves del hundimiento de CAI, especialmente sobre la imprevista salida de Rafael Alcázar como presidente de CAI en el 2008. Este hecho, uno de los primeros signos de la olla express que bullía en la entidad, marcó un antes y un después en la relación del exconsejero de Economía con la caja.

Larraz se enteró de este quiebro después de que ocurriera, cuando se encontraba en una boda y, "en el tercer o cuarto plato", un miembro del consejo de administración le llamó. "No me lo creía. Alguien debió de organizar aquello", apuntó, tras destacar que con Alcázar tuvo una relación "excelente" y que este ya le había transmitido "alguna queja de la poca información" que tenía.

Al poco habló con el nuevo presidente, Antonio Aznar: "Nunca he tenido una reunión más violenta verbalmente en mi vida política". Tras lo sucedido, se puso en contacto con el Banco de España para que tomara cartas en el asunto.

Larraz afirmó también que CAI perdió más 100 millones de euros en Galerías Primero y que la caja "hizo intentos" para entrar en el negocio de la nieve (Aramón).