- 2020 fue un año complicado en todos los aspectos de nuestra vida, ¿cómo se ha comportado el seguro agrario en lo que se refiere a los siniestros?

- Fue un año difícil para todos. Hemos tenido que modificar nuestra forma de trabajar y de relacionarnos. En las oficinas de Agroseguro, por ejemplo, optamos por el trabajo telemático. A la hora de realizar la peritación de los daños en los cultivos, fomentamos la posibilidad de teleperitar, para asegurar la distancia social y garantizar la seguridad de todos, ya que los siniestros seguían ocurriendo.

Una de las principales características del año pasado, desde el punto de vista meteorológico, fue la inestabilidad registrada, en especial, las intensas y reiteradas tormentas de pedrisco, que dieron comienzo en marzo y continuaron a lo largo del verano y el otoño. Este fenómeno fue el que más afectó a todas las producciones del país y de nuestra comunidad. En Aragón, la siniestralidad alcanzó en 2020 los 61,7 millones de euros y es que desgraciadamente nuestra comunidad es de alto riesgo desde el punto de vista climático

- ¿Cuál fue la producción más afectada?

- Como en el resto del país, las producciones de frutales fueron las más afectadas. A nivel nacional, las indemnizaciones destinadas a compensar los siniestros en frutales alcanzaron los 132,4 millones durante 2020, un 15% más que el año anterior. En el caso de los fruticultores aragoneses, de los más afectados del país, recibieron compensaciones por valor de más de 23 millones, en su mayoría por daños en melocotón, lo que supone el 37,3% de la siniestralidad total de la comunidad autónoma. El riesgo de pedrisco es el que más daños causó con más de 19 millones, y es que, en el Valle del Ebro, estas tormentas cada vez empiezan antes, son más virulentas y abarcan más extensión de terreno. La lluvia, la helada o el mal cuajado produjo también daños muy significativos.

- Además de la fruta, ¿qué otras producciones importantes para Aragón han resultado dañadas por la adversa meteorología de 2020?

- Aragón es una importante zona productora, no solo de fruta sino también de cultivos herbáceos y cereza. Por tanto, la adversa climatología también causó daños en sus producciones. En 2020 recibimos reclamación de más de 110.000 hectáreas de superficie, de cerca de 500 términos municipales diferentes. Así, el seguro de cultivos herbáceos generó una siniestralidad de 9,36 millones de euros -de los cuales casi ocho fueron provocados por las reiteradas tormentas de pedrisco- y el de cereza, por su parte, alcanza los 8,21 millones, en este caso las lluvias fueron las principales responsables.

- ¿Qué papel creen que juega el cambio climático en todo esto? ¿Cómo afecta al seguro agrario?

Está jugando un papel fundamental. Hace poco celebramos una jornada sobre este tema y los investigadores que participaron mostraron cómo ya está afectando a las estepas cerealistas o al levante español, al igual que advirtieron del riesgo de helada en el Valle del Ebro. Y no tenemos más que repasar los últimos meses para confirmarlo: frecuentes y severos pedriscos, gotas frías en épocas del año nada habituales, nevadas históricas, récord de temperaturas altas y de valores mínimos, además de los prolongados períodos de sequía que hemos sufrido en los últimos años. Uno de los ponentes hizo hincapié en que de aquí al 2030 se estima un aumento de un 10% en los fenómenos adversos respecto a las dos últimas décadas. Nos enfrentamos a un escenario complejo al que nos tenemos que adaptar, especialmente las actividades vulnerables, como la agricultura y, por tanto, también el seguro, con nuevas estrategias que den pasos adelante en la protección del sector.

- Y en cuanto a la contratación, ¿qué tal se ha comportado el 2020?

- Lo cierto es que ha ido bien. Nos adaptamos perfectamente al teletrabajo y tanto Agroseguro como las entidades que lo forman mantuvimos intacta nuestra capacidad de atención al cliente, al fin y al cabo, los siniestros seguían ocurriendo, por lo que los seguros siguieron siendo necesarios.

El año terminó con 37.100 pólizas de seguro (3,10% más que en 2019), que dieron cobertura a casi 757.000 hectáreas de cultivo (4,5% más). Destaca el seguro de frutales, con casi 2.000 pólizas de seguros y 22.000 has. A continuación, se sitúan los cultivos herbáceos con 21.600 pólizas y cerca de 800.000 has. de superficie contratada. Por su parte, la cereza contó con 433 pólizas y 3.300 has. aseguradas. Y es que al final el seguro agrario sigue demostrando su utilidad, necesidad y eficacia, en un sector que ha demostrado una vez más ser vital.