El primer cara a cara emitido por Aragón TV reunió ayer a los candidatos de PP y PSOE a la Alcaldía de Zaragoza: Eloy Suárez y Carlos Pérez Anadón. El popular hizo del debate una continuación de su estrategia de oposición de los últimos cuatro años: la crítica. El socialista, más encorsetado y nervioso, menos espontáneo, se concretó en las propuestas.

Llegaron ambos con más de media hora de antelación a la grabación; rodeados de sus colaboradores más cercanos. Pérez Anadón en todoterreno negro, Suárez en furgoneta verde. Fueron directos al maquillaje y luego entraron en el plató donde posaron para los fotógrafos y recibieron algunas indicaciones del moderador, el periodista Sergio Melendo. Cada equipo contó con una sala en la que reunirse, aunque el debate pudo seguirse desde una sala, en la que populares y socialistas se colocaron perfectamente disciplinados a derecha e izquierda. Nadie se mezcló con nadie. Siguieron el programa en silencio, aunque fueron los conservadores los más expresivos durante la grabación.

El debate se dividió en cuatro bloques. En la presentación inicial, Eloy Suárez (PP) dijo que quiere cambiar Zaragoza para que los ciudadanos vivan mejor. Aprovechó ya para criticar al tripartito por haber empeorado los servicios mientras se subían los impuestos. No entró al trapo Carlos Pérez Anadón (PSOE), que apostó por el diálogo, por trabajar por un ciudad más moderna. "Somos fiables", dijo. Y recordó que estos años de crisis han estado cerca de los que lo han pasado peor.

En el primer bloque, el de regeneración, Suárez preguntó varias veces a su oponente si iba a pactar con Podemos --formación que no se presenta en el ayuntamiento--. El popular jugó con el miedo ante acuerdos con formaciones que apuestan por subir los impuestos. Puso sobre la mesa la publicación de los gastos de Alcaldía, la creación de la oficina anticorrupción y firmar un pacto. Pérez Anadón evitó contestar y se limitó a decir lo que llevaba preparado. Ofreció más consultas vecinales, mejora de la administración electrónica o la convocatoria de plazas públicas.

En movilidad, Suárez siguió con su agresividad. Echó de mano de gráficas y apenas dio tregua al socialista. Defendió el autobús y criticó el coste del tranvía. Aportó datos sobre la pérdida de pasajeros y habló de la judicialización de la obra. Pérez Anadón siguió a lo suyo, leyendo en exceso, nervioso. Apostó por una movilidad centrada en los criterios técnicos y anunció que destinará el suelo público a la vivienda para jóvenes. También una estrategia energética para el ahorro y la salud.

En servicios sociales, Pérez Anadón anunció un plan cívico por Zaragoza; que convertirá el reciclaje en uno de los ejes de la ciudad y sobre todo en estar al lado de los más necesitados. "Preferimos eso que la baldosa rota", admitió. Suárez lamentó el deterioro que en su opinión han experimentado los servicios en los últimos años fruto del Gobierno del PSOE en el consistorio. "Zaragoza es la ciudad que menos invierte", lamentó. Aprovechó para desempolvar la policía de barrio. No formuló más propuestas en este área.

El punto fuerte de Suárez fue en cambio el bloque de economía. El popular prometió que bajará los impuestos, como el IBI o la plusvalía. Algo que permitirá, dijo, crear más puestos de trabajo en la ciudad. El socialista lamentó las "obsesiones" del conservador. Le recordó que la ciudad ha logrado disminuir su deuda en los últimos años y que en el consistorio ha existido suficiente estabilidad como para aprobar los presupuestos esta legislatura.

En sus últimos intervenciones Pérez Anadón llamó a la rebeldía por Zaragoza y Suárez a recuperar el tiempo perdido.