Un día de campaña con Jorge Pueyo (Sumar): "Creo que en Madrid llevaría una vida casi monacal"

EL PERIÓDICO DE ARAGÓN pasa un día de campaña con el candidato de Sumar al Congreso por Zaragoza, un joven abogado de 28 años que organiza festivales de rock en su pueblo natal, vive muy pendiente de las redes sociales y aprende a marchas forzadas los ritmos de la política

Pueyo charla con Laura Vergara, número dos por Zaragoza, a orillas del río Ara, donde se remojaron en un caluroso primer domingo electoral.

Pueyo charla con Laura Vergara, número dos por Zaragoza, a orillas del río Ara, donde se remojaron en un caluroso primer domingo electoral. / M. C. L.

Aparece Jorge Pueyo entre las casas caídas de Jánovas con un sombrero de paja y algo de sueño en los ojos. Una treintena de personas aguarda al sol. «¡Habíamos quedado a las 12 y aún queda un minuto!», bromea, nada más llegar al centro social desde donde los cinco janovasinos censados comandan la reactivación del pueblo vaciado por el pantano que proyectó Iberduero. Pide un café, porque le tocó trasnochar –un poco– la noche anterior en el Castillo de Aínsa. Allí cantó las historias de La Ronda de Boltaña entre amigos y rondadores, donde el candidato soltó algo de lastre después de empezar por todo lo alto la campaña con la visita de Yolanda Díaz

Es domingo 9 de julio y los de Sumar Aragón abren el primer domingo electoral con un paseo por las ruinas de Jánovas, símbolo de aquellos pueblos que fueron desalojados para construir embalses que nunca luego fueron. La visita la encabezan Óscar y Jesús, dos de los vecinos que tuvieron que marchar de casa con lo puesto. Le cuentan que llevan casi 30 días sin luz por un malentendido entre Endesay el Ayuntamiento de Fiscal y ahí se pegan más de una hora hablando sobre el despertar de ese mal sueño que se ha vivido en la localidad. Charran y charran hasta que Jorge se va con una sonrisa en la cara por las palabras de Jesús: «Chaval, cuando vi que salías me quedé tranquilo. Pero tú como nosotros: ¡no rebles!». Y se funden en un abrazo que Pueyo, a lo largo del día, mencionará varias veces.

El candidato de Sumar, junto a varios militantes.

El candidato de Sumar, junto a varios militantes. / M. C. L.

No fallan en Sumar a la cita con el vermú, y ahí se lanzan a conocer al joven candidato. No pocos comparten una pregunta. ¿Quién es Jorge Pueyo, el joven presentador del 'late night' en aragonés que aparece por la televisión autonómica? «Pues quizás la frescura que necesitábamos», dice uno de sus asesores de prensa, veterano conocido del Congreso, que coincide con el diagnóstico de uno de los líderes de los partidos con representación parlamentaria en las Cortes. Desde luego, la naturalidad la derrocha. «Me dicen que quizás demasiado, que a veces me paso», reconoce.

En ese momento, Pueyo se ha alejado un momento de la barra y observa un mapa de los picos pirenaicos. «Mira, este es el GR-11. Hice los 100 kilómetros entre Benasque y Ordesa en cuatro días, ahí solico», cuenta, y señala con el dedo los lugares donde durmió en los cuatro días que el despacho de abogados en el que trabajaba le dio de vacaciones en agosto de 2020. Antes trabajó en un bufete en Bilbao. «No volvería. Prefiero un gobierno de Vox en Aragón y nuestro tiempo que vivir en una ciudad donde llueve a todas horas», bromea.

"Trabajé en un despacho en Bilbao y no volvería a vivir en una ciudad con tanta lluvia"

— Candidato de Sumar al Congreso de los Diputados

El sol aprieta en el valle del Ara y alguien propone bajar al río que le da nombre a darse un chapuzón. ¿Sí?, ¿no? Venga que sí. «Aunque sea los pies», dice, y ahí que se va a remojarse, contagiando la idea a su equipo y a la número dos por Zaragoza, Laura Vergara, la más aplicada del dúo y quien le aconseja sobre cómo memorizar los flecos que le quedan por aprenderse del programa de Sumar, que consta de 202 páginas y que se había publicado apenas unas horas antes. Con esa conversación siguen hasta que Pueyo se sube al Citroën que heredó de su padre hace unos meses y al que todavía no se acostumbra.

Toca emprender el camino de regreso, con parada en Boltaña para comer. Cortita y al pie: plato combinado con patatas y cordero y una botella de litro y medio de agua. Le dedica un cuarto de hora a contestar el móvil. «No lo he podido mirar desde ayer y mira», dice, y enseña el río de mensajes que le quedan por leer en Instagram y Twitter. Los lee todos: incluso los desprecios. Y los contesta casi todos: incluso alguno que no debiera.

Pueyo graba un vídeo para Instagram con la iglesia de Mediano a sus espaldas.

Pueyo graba un vídeo para Instagram con la iglesia de Mediano a sus espaldas. / M. C. L.

Las redes sociales son uno de los ejes sobre los que Pueyo hace girar su campaña. Sabe que la popularidad que le ha llevado a ser el cabeza de cartel de la plataforma de Yolanda Díaz en Aragón viene de ellas, y por eso elabora concienzudamente un calendario de publicaciones. Sin embargo, pese a que le cuesta reconocer que siempre fue un alumno de altas calificaciones, dice que su vida se rige en buena medida por el principio de improvisación. Es algo que ponen en práctica de regreso a Zaragoza, ya por la tarde, nada más pasar Morillo de Tou.

La joven fotógrafa que trabaja con el candidato se percata de que el embalse de Mediano está bajo. «¿Paramos? Invéntate algo y sacamos un reel para Instagram», le dice al candidato. Así que piden permiso, porque es domingo y las prisas encorren a alguno de los que viajan en la caravana, y se echan a correr hacia la iglesia sumergida mientras uno de los asesores define entre risas el asunto: «Nosotros lo llamamos 'improvisaCHA'». Graban, se echan unas risas, y al coche otra vez. Pero solo diez minutos, pues Jorge ha quedado con sus padres, que viven en Fonz, que le quieren dar un par de cosas que no ha podido subir a recoger. Se baja en el restaurante El Chopo, dos besos rápidos, un abrazo largo con su madre, otro con su padre (es Eduardo Pueyo, quien fue candidato al Congreso de CHA por Huesca) y de nuevo a la carretera. En el maletero viaja ahora una nueva camisa que su madre espera que utilice en el debate a seis de la televisión autonómica. 

Es el próximo hito en la campaña para Pueyo. Y también el punto crítico. Dice estar algo nervioso porque no sabe por dónde tirar: si arriesgar o jugar más bien a la italiana, si contar algo a la audiencia u optar por no meter la pata. «En cuanto pase el debate disfrutaré de verdad la campaña», comenta. A su favor tiene la casa, en la que conoce hasta la moqueta; en contra, que lo recomendable en estos debates es no meter la pata fruto de la improvisación y asumir que será aburrido. 

Los tiempos de la televisión los maneja con habilidad; no así todavía los de la política, lo que generaba ciertas dudas entre los militantes más clásicos. Apenas unos días antes, su intervención en la presentación de la candidatura en la Estación del Norte no gustó. Demasiada improvisación. «Me criticaron, sí», dice Pueyo, quien admite que empezó a entender que debía modularse sin perder esa naturalidad que lo había llevado hasta allí. Era adaptar el tono, los tiempos, sacar el modo mitinero. Y salió «bien, muy bien». Justo para el día en el que hablaba con la presencia de Yolanda Díaz en la primera jornada de campaña. 

Serás las urnas las que dicten sentencia, y asume Pueyo que será lo que tenga que ser. «Lo que tengo ya organizado para el 24 de julio es una barbacoa con mis amigos en Fonz. Salga lo que salga, eh», cuenta el joven, que al final no es otra cosa que un chico de 28 años que podría pasar los próximos cuatro en Madrid. «Estoy pensando que si salgo elegido llevaré una vida casi monacal. Quiero tener rutinas y sobre todo hacer deporte», dice, medio en serio medio en broma, a tenor de una animada conversación que se lleva en el coche sobre los peligros que entraña la vida social en la Villa y Corte y cuyos detalles se dejan a imaginación del lector. Ya lo ha dicho más de una vez: «Si es que yo no quiero vivir en Madrid. Y cuatro años creo que son más que suficientes».