La fundación Juan Bonal es una oenegé creada por la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana con el objetivo de dedicar todos sus esfuerzos a los colectivos más desfavorecidos y vulnerables, facilitando su integración en la sociedad.

La congregación realiza gran parte de su actividad en los países en vías de desarrollo, proporcionando ayudas a las personas, organismos y entidades sociales que sufren necesidades y carencias propias de los pueblos más pobres.

En la memoria del pasado año, que han presentado este mes, destacan que cuentan con más de 300 centros de trabajo repartidos en 30 países de los cinco continentes. Así, la fundación coordina la labor y los esfuerzos de todos los centros y obtiene los recursos necesarios para facilitar su gestión. En resumen, un proyecto ambicioso posible gracias al compromiso de muchas personas que creen en la solidaridad como forma de mejorar la actual situación de injusticia que se vive en el mundo.

La presidenta del patronato de la fundación, Teresa Bajador, explica que a pesar de la crisis y de las dificultades económicas, han crecido "haciendo posible que la solidaridad de muchos haga presente el amanecer esperanzado de numerosas personas con múltiples carencias, niños sin escolarizar, sin derecho alguno, explotados a todo nivel, enfermos, mujeres maltratadas, sin autonomía ni medios a su alcance para caminar hacia ella, o poblados enteros sin agua potable".

La labor prácticamente silenciosa que realizan desde la institución se ve reflejada en sus tres pilares básicos de actuación, así como en la multitud de proyectos que tienen en marcha para mejorar las condiciones de todos los territorios en los que están presentes. María del Carmen Torres, directora del departamento de comunicación, indica que tienen clara la imagen que deben trasmitir. Huyen de la denuncia a través de las fotos truculentas porque saben que la mejor forma de atraer la solidaridad es mostrando los resultados. "Los niños a los que ayudamos son felices porque llevan una vida mejor", apunta.

Padrinos

Destaca por encima de todos el programa Amigos de los niños del mundo, línea de trabajo con la que logran dar una posibilidad de educación a miles de niños. Según explica, si la recesión económica afecta a los que tienen más, "imaginemos hasta que punto afecta a aquellos que sin tener nada tienen las mismas necesidades que todos". Con esta intención el año pasado entraron en el programa de apadrinamientos de la Juan Bonal 994 nuevos niños. En la actualidad prestan sus atenciones a 13.970 pequeños beneficiándose de la ayuda que los padrinos les brindan, lo que supone un incremento de 589 niños apadrinados más que el año anterior. Por continentes desde la fundación indican que 5.037 son de América, 6.851 se encuentran en la región de Asia, 2.039 de África y 53 en la zona de Oceanía. Las cifras son frías, pero el padrinazgo supone "responder a las necesidades de los niños, partiendo de asegurarles una comida al día", indica la responsable de comunicación.

Destacan que con el aumento de apadrinamientos y pese a que vivimos a nivel global momentos difíciles, "nos alegra comprobar que la solidaridad sigue