Por cada mujer cansada de tener que aparentar debilidad hay un hombre que disfruta protegiéndola esperando sumisión.

Por cada mujer que no ha tenido acceso a un trabajo o salario satisfactorio, hay un hombre que se aprovecha del trabajo gratuito hecho en casa y que no mueve un dedo para reivindicar la igualdad de derechos laborales de la mujer

Por cada mujer que es víctima de violencia en el hogar, hay un hombre que la ejerce y lo niega, presentándose como víctima de las "provocaciones" y muchos otros que miran hacia otro lado en un silencio cómplice.

Por cada mujer que desconoce los mecanismos de un automóvil hay un hombre que cuando llega a casa tiene mesa y mantel puesto.

Por cada mujer que avanza hacia su propia liberación hay un hombre que tiene miedo a perder privilegios frente a ella.

Por cada mujer que confía en que los hombres quieren la plena igualdad de derechos, hay miles de hombres confiando en que todo cambie un poco para que todo siga igual.

Si queremos que las cosas cambien y desaparezcan las desigualdades dejémonos de autocomplacencias masculinas y asumamos nuestras responsabilidades.

Bonino y cols, 2002