Hace pocos días se falló el X Concurso de fotografía ‘Imágenes de la Cooperación para el Desarrollo’ que otorga la Cátedra de Cooperación para el Desarrollo. En esta oportunidad, los ganadores han sido Antonio Pérez Gil, en la categoría de público general, con su serie El mar nos mueve, el mar se mueve y Natalia Gascón Vera, en la categoría estudiante, con su obra Las dos caras de la moneda, donde el nacer determina tus oportunidades.

Ambos nos narran lo que les inspiró y lo que desean transmitir con sus fotografías. Para Antonio Pérez Gil, su trabajo «forma parte de una línea de anteriores proyectos, donde doy visibilidad a las personas afectadas directamente por el cambio climático y el consumo depredador de la especie humana». Estas fotografías fueron tomadas en Fuvemeh (Ghana), un pueblo de pescadores situado entre el océano Atlántico y la desembocadura del río Volta. Es un pueblo que ha desaparecido gracias a la erosión costera y a la subida de los océanos, como consecuencia directa del calentamiento global. El pueblo ya solo queda en la memoria de quienes lo habitaron y en los recuerdos de sus hijos y nietos. «La realidad de Fuvemeh nos enseña la evidente fragilidad de nuestro planeta y la propia fragilidad de los seres humanos ante nuestro consumo desmedido», subraya Antonio.

Natalia Gascón Vera relata que «era 6 de febrero. Yo acababa de aterrizar en Bombay (India) e iba en un taxi camino al alojamiento. De repente, parada, toc-toc en la ventana, levanto la mirada y veo a esos dos niños. A priori, no caigo en toda la complejidad de la situación, solo miro el producto que tratan de venderme y me pregunto por qué no están en la escuela. Esta situación no habría sido opción para mí a su edad... esa es mi reflexión».

Lo que Natalia trata de mostrar con sus fotos «es el contraste de OportuniDadeS (remarcando los ODS). No uso un contraste nortesur, porque lejos de concienciar creo que ya se ha normalizado. Hago un contraste con unas niñas escolarizadas en Zanzíbar (Tanzania), poniendo en evidencia la brecha de género desde un enfoque inusual: niñas escolarizadas frente niños desalfabetizados. Igualmente, intento mostrar el choque de culturas y religiones: el mensaje de la mirada de la niña frente a la de los niños». «Muchas veces, la vida es un juego de azar y el código postal donde naces o vives la condiciona. Por eso el título de mi obra», concluye.