Esta comunidad autónoma cuenta, desde el verano pasado, con una Red Aragonesa por la Convivencia Intercultural, cuya finalidad es trasladar a los municipios y comarcas herramientas para la erradicación del racismo y la xenofobia. Y ayer vivió su puesta de largo con la celebración de su primer encuentro virtual, en el que se quiso poner de relieve la importancia del papel que juegan las entidades locales en la acogida y solidaridad con las personas que llegan a esta tierra.

33 Natalia Salvo, en la presentación de la red, el pasado verano. | GOBIERNO DE ARAGÓN

Ese rol de ayuntamientos y entes comarcales es «fundamental» en la aplicación de «las políticas de acogida, gestión de la convivencia social y solidaridad», explica la directora general de Cooperación al Desarrollo e Inmigración del Gobierno de Aragón, Natalia Salvo, cuyo departamento organizó el encuentro de este martes, en colaboración con la Federación Aragonesa de Municipios Comarcas y Provincia (FAMCP).

En este foro se habló «de integración y convivencia en una tierra, Aragón, que es solidaria y acogedora, que enfrenta importantes retos demográficos, económicos y sociales en los que las personas migrantes que han elegido nuestra tierra para desarrollar su proyecto vital juegan un papel crucial», añade Salvo.

Para abordar la realidad de la integración, sus retos y sus ejemplos de éxito, en una comunidad donde el 11% ciento de la población es inmigrante, en el encuentro se expusieron experiencias locales de inclusión, acogida y gestión de la diversidad cultural y la solidaridad, como los que se viven en los municipios de Zaidín (Huesca), Aguaviva (Teruel) o La Almunia de Doña Godina (Zaragoza). Además de a los alcaldes de estas localidades, se escuchó la voz de expertos del programa de mediación intercultural del CAREI, la Universidad de Zaragoza o el Programa de Empleo Rural de la Unión Europea, que mostraron sus opiniones en una mesa redonda sobre los retos y desafíos de las personas migrantes en el medio rural aragonés.

En la conferencia inaugural del encuentro, el profesor del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza y responsable del equipo español de investigación de la Red Europea Matilde, Raúl Lardiés (que firma un artículo en la página contigua), abordó la contribución de las personas inmigrantes al desarrollo socioeconómico de Aragón. El objetivo de Matilde es analizar la presencia y los impactos de los inmigrantes extracomunitarios en el desarrollo local y en la cohesión territorial en las regiones rurales y de montaña en Europa. Lardiés estudia el fenómeno en las comarcas de Los Monegros y del Alto Gállego.

La Red Aragonesa por la Convivencia Intercultural es un proyecto impulsado por el Gobierno de Aragón, en colaboración con la FAMCP, que, tal como recuerda Salvo, «pretende establecer sinergias de actuación entre entidades locales, instituciones, entidades y agentes sociales, y la sociedad en su conjunto, para garantizar la convivencia y el respeto hacia todas las personas que conviven en Aragón, y prevenir y erradicar el racismo y la xenofobia que quiebran la convivencia pacífica de nuestras sociedades plurales y diversas». Esta red se enmarca en las acciones impulsadas bajo el paraguas del Plan Integral para la Gestión Cultural de Aragón 2018-2021.

Esta colaboración entre el Ejecutivo aragonés la FAMCP permite trasladar a municipios y entidades sociales y locales acciones, campañas y herramientas formativas que utiliza la Dirección General de Cooperación al Desarrollo e Inmigración del Gobierno de Aragón para favorecer el respeto a las personas, sea cual sea su lugar de procedencia, y garantizar la igualdad, así como prevenir actitudes racistas y combatir los discursos de odio.

Un aspecto importante para los municipios adheridos a la red es que esta contempla una línea de ayuda económica para la integración de los residentes extranjeros. Estas acciones de sensibilización están encaminadas a fortalecer los valores democráticos y constitucionales de igualdad y respeto, a promover los derechos humanos y a reconocer la aportación la inmigración al progreso de una tierra como Aragón, con graves problemas de envejecimiento de la población; en definitiva, a transmitir una visión positiva de las migraciones, reforzando los valores de solidaridad y justicia social, en el marco de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. H