¿A qué se debe el cambio de nombre de la tienda Latido Verde?

Responde a una iniciativa puesta en marcha por Cáritas a nivel estatal, una cooperativa de servicios que se llama también Moda Re-, con la que hemos querido impulsar todos los proyectos de gestión de ropa y residuo textil. Queríamos unificar la marca y que fuese reconocible en todos los proyectos de los distintos puntos de la geografía española, sobre todo en todas las tiendas, que ya son más de cien.

¿A qué hace referencia el “Re-” de la nueva marca?

El término tiene que ver con el concepto de reutilizar, pero también con todo lo que puede conllevar eso: revitalizar, reiniciar, reconsiderar, revivir, renacer... Ese prefijo define la acción y el objetivo de Moda Re-, sobre todo, volver a dar una nueva vida a la ropa y restaurar con dignidad las vidas de las personas que están en situación de exclusión, que al final son las destinatarias de estos proyectos.

¿Qué tipo de empresa es?

Formamos parte de la economía social y solidaria y nuestra actividad está dentro de la economía circular. Nuestro objetivo al unirnos a nivel nacional ha sido también compartir distintos procesos productivos, no solo para reutilizar ropa, sino también para reciclar aquella que no tiene posibilidades de una segunda vida. Esto no lo hacemos solos, sino junto a grandes productores de moda y a hilaturas españolas. Es decir, es una iniciativa a tres bandas, donde nosotros preparamos el textil para el reciclado y las hilaturas lo convierten en hilo, con el que las grandes marcas pueden sacar colecciones con etiqueta eco porque han sido hechas con textil reutilizado.

¿Cómo funciona el proceso?

Tenemos en este momento tres plantas de reciclado integral, que manejan los grandes volúmenes de textil que los proyectos locales les derivamos. Una que está en Bilbao, otra en Barcelona y otra en Valencia. Aquí, lo que se hace, sobre todo, es seleccionar por categorías todas las toneladas de ropa que podemos recoger a lo largo del año, separando las prendas que pueden ser reutilizables de las que irían destinadas al reciclado. E incluso hay todavía otra categoría de puro desecho, que nos cuesta dinero porque al final hay que pagar por destruirla de una manera ecológica. Después, el textil reutilizado se clasifica y se organiza para servirlo a las tiendas.

¿Quiénes integran la cooperativa?

Somos socios cooperativistas prácticamente todos los proyectos que trabajan, dentro del ámbito de Cáritas, en el sector textil reinsertando personas, unos 40 en total. Y están también como socias colaboradoras todas las Cáritas diocesanas que impulsan todos estos proyectos. Aquí lo hacemos a través de la empresa de inserción A Todo Trapo Zaragoza.

¿Cómo es que les ha tocado presidir la cooperativa desde su constitución, en marzo del 2020?

Yo creo que ha sido así porque A Todo Trapo Zaragoza fue desde el principio una de las entidades impulsoras de esta iniciativa estatal. Llevamos definiéndola más de cinco años, y hemos sido muy activos en todo el proceso. Se nos reconoció todo ese trabajo, se nos propuso presidir la cooperativa, y aceptamos de buen grado.

Cinco años llevan también instalados los contenedores rojos de Cáritas en Zaragoza, que se sitúan al inicio de esta cadena productiva. ¿Han instalado más desde entonces?

En estos momentos tenemos ya 263 en total por toda la diócesis zaragozana. Pero hay que señalar que no solo contamos con los contenedores rojos con el logo de Cáritas, sino que en la ciudad de Zaragoza ganamos el concurso público para la gestión de los depósitos de ropa usada, en unión temporal de empresas (UTE) con Arropa2, la empresa de inserción de la Cooperativa Social Tiebel. Estos contenedores son naranjas y tienen los logos de las dos entidades y el del ayuntamiento.

¿Se ha traducido este aumento de contenedores en la cantidad de ropa recogida?

Se ha traducido, pero no proporcionalmente. El año pasado recogimos más de 1.400 toneladas de textil, lo que supuso evitar la emisión de 15.839 toneladas de CO2 a la atmósfera. Fueron casi un 7% más que el 2020, con 1.300 toneladas, pero las mismas que en el 2019.

¿Hay que seguir concienciando a la sociedad de la necesidad de reciclar la ropa como un residuo más?

Sí, hay que hacer un trabajo de sensibilización, entre otras cosas, porque la directiva europea en esta materia nos va a obligar a llegar a unos volúmenes determinados de reciclaje en el 2025, y no solo de ropa. Por lo tanto, junto a las administraciones públicas, hay que hacer un esfuerzo. De hecho, la pandemia nos ha trastocado, pero antes dábamos varias charlas a lo largo del año en colegios, institutos y asociaciones. Y para este 2022 tenemos previstas varias acciones y campañas para seguir fomentando el cuidado del medio ambiente. El reciclaje sería lo último de la lista. Lo primero es reducir, es decir, consumir menos ropa de primera mano, porque es una de las industrias más contaminantes. Y luego estaría la reutilización.

Y ahí es donde entra la tienda Moda Re-. ¿Qué ventajas tiene para el consumidor?

Puede comprar ropa de buena calidad a un precio muy competitivo, ejerciendo un consumo responsable porque, al adquirir ropa reutilizada, está cuidando del planeta. Pero, además, colabora a la vez con el empleo social, apoyando un proyecto que genera unos 20 puestos de trabajo al año para personas en situación de exclusión solo en Zaragoza.

¿Es seguro usar ropa de segunda mano en plena pandemia?

Antes de la pandemia ya veníamos utilizando el sistema de higienizado por ozono, capaz de acabar con cualquier virus o bacteria, incluso las que provocan mal olor.

¿Cómo beneficia la tienda a los usuarios de Cáritas?

Ha dignificado los procesos de acceso a la ropa de donación social para quienes pasan por los servicios y proyectos de Cáritas o son derivados por los centros municipales de servicios sociales. Van a la tienda y pueden elegir conforme a sus gustos y tallas, como cualquier otro ciudadano. Se comunica previamente su visita a la tienda, y solo tienen que identificarse al pasar por caja. Nadie más sabe que son personas en situación de necesidad.