Un miembro de Basta Ya se acercó a un ertzaina uniformado y le ofreció una pegatina con el lema "ETA no". El agente de la policía autonómica contestó: "Soy el primer interesado en que desaparezca ETA". Aceptó el adhesivo y se lo pegó en la solapa.

Poco antes, otro integrante del colectivo había roto la cámara de un joven por fotografiarle. Con todo, la marcha fue mayoritariamente silenciosa y tranquila, sin tener en cuenta los cruces de insultos que se desataban al paso de los 300 seguidores de Basta Ya, e incluso alguna que otra agresión física en los compases iniciales.

Por expreso deseo del lehendakari Ibarretxe no se corearon lemas, ni se exhibieron ikurriñas ni otros símbolos. Tan sólo hubo dos pancartas, la que portaban ocho jóvenes en la cabeza de la manifestación y la de Basta Ya, justo en el extremo opuesto. Entre ambas, decenas de miles de vascos que, aprovechando una mañana soleada, muy agradable, pasearon por Bilbao mientras el importante despliegue policial observaba plácidamente la marcha.

El ambiente se enrareció cuanto los simpatizantes de Basta Ya se quisieron incorporar a la marcha. Para ello, tuvieron que atravesar un estrecho pasillo formado por el servicio de seguridad y los manifestantes. Una señora se dirigió a Fernando Savater y le espetó: "¿Qué haces tú aquí, mentiroso, sinvergüenza?". Inmediatamente fue secundada por otros asistentes, que estallaron en gritos de "pesebreros", "vividores", "provocadores" y "fachas".

AGRESION La temperatura subió unos cuantos grados cuando un hombre cortó la cuerda de uno de los globos que llevaba un miembro de Basta Ya, que por toda respuesta le propinó un golpe en la cara.

Uno de los portavoces de la plataforma, Carlos Martínez de Gorriarán, explicó: "Como pensábamos, nos odian más a nosotros que a los terroristas, pero se equivocan de enemigo".

Poco después llegaron el lehendakari y los miembros de su gobierno, junto con otros cargos nacionalistas. Todos ellos fueron fuertemente ovacionados.