Jordi Pujol sucumbió ayer de nuevo a la emoción. Al final de su discurso, al líder de CiU se le enrojecieron los ojos al despedirse de los suyos. Pero con la misma energía que había utilizado para criticar al PSC, emplazó a las bases de CiU a asegurar el domingo la victoria de Artur Mas y dar así continuidad a su legado.

"Lo que me causaría gran alegría es poder llamar el lunes a Mas y decirle ¡buenos días, president !". Así empezó Pujol su mitin, dejando clara su confianza "en el liderazgo" de su delfín. "Quiero que el pueblo de Cataluña le dé su confianza el domingo y durante años", dijo más tarde.

VICTORIA AMPLIA Pujol juzgó vital para Cataluña que el electorado dé continuidad a CiU porque, argumentó, el modelo de los 23 años de su Gobierno "es bueno". "Estamos orgullos y deseosos de continuarlo", agregó. Por ello, pidió una victoria de "suficiente amplitud" que garantice el poder a CiU. Reclamó ese triunfo para tener "10 o 15 años más" para llevar adelante su proyecto.

Consciente de que era su último mitin como presidente catalán, Pujol quiso despedirse de los suyos, aunque no fue un adiós sino un hasta luego: "En el sitio que me corresponda, yo haré camino con vosotros, y lo haré con alegría". Josep Antoni Duran Lleida fue quien arremetió contra los socialistas. Así, advirtió del peligro que, a juicio de CiU, corre la autonomía si gana Maragall.