El juez Juan del Olmo sostiene que el "descontrol" en la mina Conchita, en Avilés (Asturias), donde fueron robados los explosivos para atentar el 11-M, comenzó en el 2001, según una "pluralidad de indicios", como son las investigaciones de la Guardia Civil y las declaraciones de varios imputados en la trama.

El descontrol fue posible por la actuación del capataz de la mina Emilio Llano, que contó con la ayuda de los vigilantes Juventino y Conrado Pérez Tronco. El juez acordó ayer la libertad bajo fianza para los hermanos tras imputarles un delito de favorecer el suministro de sustancias explosivas.