La decisión del juez Pablo Ruz de imputar a Ángel Acebes cayó ayer como una losa en el PP, justo en el día que respiraba alivado después de la decisión de Rodrigo Rato, uno de sus expesos pesados, de dar un paso atrás y renunciar temporalmente a su militancia en el partido antes de que este se viera forzado a expulsarle. En público el PP minimizó la decisión judicial al señalar que la imputación es una mera "garantía procesal", mientras que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, consideró "coherente" el paso "en el marco de la investigación".

Sin embargo, en privado los dirigentes conservadores protegieron a su exdirigente, al tiempo que cargaron contra Ruz por dar pábulo a un "delincuente" como Luis Bárcenas, basar su imputación en la existencia de una caja B que el PP se niega a renococer y alergar en exceso la instrucción, lo que provoca que durante meses el partido se vea sometido a un goteo de autos en los que el juez acusa a los conservadores de financiarse ilegalmente. La dirección del PP no se plantea, por el momento, tomar ninguna medida contra Acebes, pese a que cada vez más populares solicitan a su partido que ataje de raiz cualquier situación que pueda relacionarles con la corrupción. La oposición, por su parte, consideró que el auto de Ruz estrecha el cerco sobre Mariano Rajoy.

LAS EXPLICACIONES El secretario de organización del PSOE, César Luena, pidió "explicaciones inmediatas" al presidente porque en su opinión la imputación de uno de los exsecretarios generales del PP demuestra que "estaban todos" en la financiación ilegal y, por encima de la cúpula popular, el propio Rajoy. El diputado de IU, Gaspar Llamazares, consideró, por su parte, que el "chapapote negro" está cada día más cerca del líder de los populares.