Ultimas horas para disfrutar de un sueño que ha durado 93 días. La Expo apagará hoy las luces para dejar paso al recuerdo y la memoria de Zaragoza. Atrás quedan los buenos momentos, los grandes conciertos, la opinión de los cerca de 3.000 expertos en la Tribuna del agua, las anécdotas y también las quejas, porque cuando anochezca hoy en Ranillas y las luces se apaguen en el recinto la ciudad cerrará con ellas la página más brillante de este nuevo siglo.

La ceremonia de clausura en el Palacio de Congresos y el espectáculo pirotécnico Los paisajes del río pondrán el broche oficial a una intensa agenda de actividades. El acto comenzará a las 20 horas y contará, al igual que en la inauguración, con la presencia de todos los miembros de la Familia Real española, que presidirán la ceremonia; el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el presidente del BIE, Jean Pierre Lafon; el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias; y el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, que será el encargado de entregar el testigo al alcalde de Yeosu al final de la gala.

Para este colofón se ha asegurado una de las principales figuras españolas: Tamara Rojo. La primera bailarina del Royal Ballet de Londres, con Ella es agua, pondrá la actuación más esperada en el auditorio, donde se congreraán los casi 1.500 invitados de Expoagua a esta ceremonia. Entre ellos estarán representados todos los países, empresas y comunidades autónomas con pabellón propio en el recinto, además de otras autoridades nacionales (la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, es la única del Gobierno central que ha confirmado su asistencia) y regionales, como los presidentes de Navarra, Miguel Sanz, y el de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que han asegurado que estarán presentes en el auditorio.

Con los actos protocolarios se dará paso al cierre definitivo, en torno a las 22.30 horas, con el espectáculo de fuegos, música, efectos sonoros y visuales e imágenes en movimiento diseñado por el francés Christophe Berthonneau. Cuarenta toneladas de pólvora, 1,4 kilómetros de longitud para los fuegos a lo largo de las riberas del río y con una capacidad de aforo de más de 230.000 personas son solo algunas cifras de este colofón que servirá para despedir desde el Ebro la mayor fiesta del agua en la Tierra.

Aunque no será el cierre porque la actividad continuará en el recinto, con los quioscos y terrazas abiertos al público, hasta las tres de la madrugada. Se mantendrá el horario hasta el último día, aunque la fiesta para entonces ya habrá sobrepasado los límites del recinto y cada uno despedirá a su manera este evento internacional en cualquier otro lugar de la ciudad.

No es difícil prever que serán muchos los visitantes que han reservado para hoy su última visita a la Expo de Zaragoza. Ser testigos desde dentro del recinto es, más que un premio, una ambición para miles de zaragozanos y aragoneses que sienten el vértigo de que su fiesta se acaba y quieren ser partícipes de la despedida. De hecho, posiblemente las primeras horas del día sean las de mayor afluencia en estos tres meses. Lo importante es estar dentro, a cualquier precio, y más cuando Expoagua ya ha advertido que, a partir de las seis de la tarde, ya no se podrá reentrar aunque se haya accedido por la mañana.

Pero ya no importa la afluencia. Las últimas horas representan la fiesta de Zaragoza y los zaragozanos. Ellos despedirán a los países que han accedido a engrandecer la cita, serán espectadores y homenajeados en los últimos latidos de su Expo.