Tras varias tardes en las que la desidia y la mansedumbre del ganado era patente llegaron los toros de Cebada Gago y lo arreglaron. Aseadillo vino a justificar por qué esta ganadería es considerada como una de las toristas por los aficionados, con astados bien armados y ricos en temperamento. Vuelta al ruedo y reconocimiento unánime para un ejemplar con casta y al que algunos pidieron el indulto. "El comportamiento de los toros ha estado muy bien pero el del presidente muy mal" , afirmó el ganadero Salvador García Cebada al término de la lidia. Este se mostró contrariado por la actuación del presidente al no conceder el perdón al quinto de la tarde.

"Ha sido una gran corrida de toros con cinco buenos, cuatro de ellos muy buenos. La pena es que no esté en las vacas el toro. Uno de esta categoría lo tenían que haber indultado", resumió indignado el propietario del hierro.

Luis Miguel Encabo fue el diestro que entró en suerte y se benefició del portentoso juego del astado, al que cortó las dos orejas y, en consecuencia, abandonó el coso por la puerta grande. "Me voy muy contento porque he realizado un esfuerzo muy grande durante toda la tarde. He cortado dos orejas en una plaza de primera categoría".

Ante el comportamiento de Aseadillo , el matador madrileño aseguró que al final estuvo a la altura de su enemigo. "Ha sido un toro bravo. Con la derecha, muy noble, pero por la izquierda ha planteado alguna dificultad más debido a su bravura. Pienso que he sabido superar las complicaciones y la gente ha disfrutado que es de lo que se trata". Tildada por él como una gran faena la supo aderezar con voluntariosos pares de banderillas que la gente le agradeció. "Aquí hay que arriesgar a tope. Es una plaza de máxima categoría y merecen la pena los esfuerzos".

Volvió a pisar Jesús Millán La Misericordia tras una temporada en la que se ha vestido quince veces de luces, pero su valentía fue insuficiente ante dos toros en los que falló con la espada. "Lo he dado todo, pero he pinchado. Matar una corrida como ésta conlleva riesgos porque la gente se posiciona con los toros. Tenía muchas ganas de triunfar en mi casa". Por lo menos lo intentó, no así su compañero de tarde, Pepín Liria, quien abandonó el coso decepcionado. "No quiero hablar. Para no decir lo que pienso...", sentenció.