Ridículo, grotesco, peligroso. La seguridad de la familia real británica, implicando está vez la de George Bush, y su séquito, ha vuelto a fallar estrepitosamente. En la noche del martes, minutos antes de que el presidente norteamericano llegara como invitado de honor al palacio de Buckingham, un periodista del periódico Daily Mirror dejaba la residencia real, en la que había estado empleado como sirviente durante los últimos dos meses.

Durante ese tiempo, Ryan Parry trabajó muy cerca de la reina Isabel II y de su marido, el duque de Edimburgo, a los que preparaba el desayuno. También tuvo acceso a prácticamente todos los aposentos reales. Nadie detectó su presencia hasta ayer por la mañana, cuando los responsables de Scotland Yard y el país entero vieron con estupor en la portada del Mirror la foto del intruso vestido de uniforme, asomado a uno de los balcones de palacio.

HABITACION PRESIDENCIAL En el interior del diario, 15 páginas de confesiones y documentos gráficos del falso sirviente, denunciaban el fiasco. "En el dormitorio presidencial", decía uno de los titulares, que debió causar escalofríos a los agentes de la CIA que velan por el mandatario estadounidense. El periodista, de 26 años, posaba en la suite Belga, junto a la cama donde están durmiendo los Bush durante su estancia en Londres. La foto fue tomada hace sólo cuatro días.

De no haberse marchado por voluntad propia, Parry podría haber servido ayer el desayuno al secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, y a la consejera de la Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. "He podido envenenar a la reina", decía otro de los titulares más sensacionalistas.

El incidente, el último y el más más grave de los acaecidos en la protección de la familia real británica, provocó la comparecencia del ministro del Interior, David Blunkett, en la Cámara de los Comunes. Blunkett prometió una investigación y la completa revisión de la seguridad de los miembros de la corona.

Parry, un reportero conocido por otras audacias informativas, ni siquiera utilizó un nombre falso para solicitar el empleo junto a la realeza. Tras responder el pasado agosto a una oferta publicada en el portal oficial del palacio de Buckingham, el aspirante sólo tuvo que incluir un par de referencias falsas sobre su experiencia profesional.

LUZ VERDE Los servicios policiales británicos comprobaron que no tenía antecedentes penales y le dieron luz verde, sin entrevistarle. Los encargados de verificar su pasado laboral se conformaron con llamar a un pub del que dijo ser cliente habitual y cuyo dueño se limitó a decir que lo conocía. Parry recibió el uniforme correspondiente, alojamiento en el palacio y un acceso prácticamente ilimitado a todas las estancias del edificio. Una simple consulta sobre su identidad en internet hubiera revelado su verdadero currículo como reportero.

La presencia de George Bush y su séquito hace aún más embarazosa la intrusión, que no es un hecho aislado. Hace seis meses, el cómico Aaron Barschack se coló vestido del terrorista saudí, Osama bin Laden, en el castillo de Windsor, donde se celebraba el cumpleaños del príncipe Guillermo. Entonces también se ordenó una investigación sobre lo ocurrido, cuyo resultado reveló la necesidad de revisar 28 puntos en el sistema de la seguridad real.