El primer ministro israelí, Ariel Sharon, afirmó ayer en la convención de su partido, el Likud, que va a someter a referendo entre los afiliados del partido su plan de evacuación de los colonos de la franja de Gaza. Sharon prevé llevar a cabo la votación después de su viaje a EEUU, el próximo 14 de abril, en el que tiene previsto conseguir el apoyo del presidente George Bush para la retirada.

Unos 30.000 afiliados del Likud protagonizarán así la primera prueba de fuego que Sharon pasará durante el mes de abril. Tras el referendo, Sharon prevé que el plan sea aprobado por el Gobierno y el Parlamento. Con esta jugada, el primer ministro planea desactivar en el Gabinete la oposición de varios ministros de su partido, como el de Exteriores, Silvam Shalom, o el de Finanzas, Binyamin Netanyahu.

El anuncio de Sharon coincide con la tormenta política desatada a causa de los casos de corrupción. La extrema derecha ve el probable procesamiento del primer ministro como una posibilidad de forzar su caída y que así la evacuación no siga adelante. En previsión de esta posibilidad, el diario Maariv publicó ayer que Sharon ha cerrado con el Partido Laborista un acuerdo de Gobierno de unidad nacional. Según el rotativo, el partido de Shimon Peres entraría en el Ejecutivo y apoyaría a Sharon, a pesar de un probable procesamiento, a cambio de evacuar la franja de Gaza.

CELEBRACION PROBLEMATICA Mientras, unos 10.000 árabes israelís se manifestaron ayer en Galilea, en el norte de Israel, para conmemorar el Día de la Tierra, una celebración que recuerda anualmente la muerte de seis palestinos el 30 de marzo de 1976. Este año ha venido marcada por el asesinato del líder espiritual de Hamás, el jeque Ahmed Yasín. Tras su muerte, la sociedad israelí contempló anonadada cómo la mayor manifestación fuera de Gaza de palestinos pidiendo a Hamás venganza se celebraba en Galilea y no en los territorios ocupados. Los árabes israelís son la prueba del algodón de la democracia israelí.