Políticos y ciudadanos británicos reclaman al primer ministro, Tony Blair, que asuma sus responsabilidades por haber llevado al Reino Unido a la guerra de Irak bajo premisas que han resultado falsas. Los fallos cometidos por los servicios secretos y el Ejecutivo fueron detallados el pasado miércoles en el informe Butler que, sin embargo, exculpó al primer ministro y a los responsables del espionaje británico.

Blair quería zanjar definitivamente la discusión sobre Irak tras la publicación de este nuevo documento, pero ayer el líder de la oposición, Michael Howard, le retó a un debate en la Cámara de los Comunes el próximo martes. "Eso daría a los diputados la oportunidad de discutir por qué no dio al país una información precisa sobre los datos referentes a armas de destrucción masiva que había recibido de los servicios secretos", afirmó Howard.

APOYO DE COOK El debate contaría con el apoyo del laborista Robin Cook, quien cree "asombroso" que el informe no haya encontrado ninguna responsabilidad individual. "Estamos ante algunos de los fallos más importantes de los servicios secretos ocurridos nunca y es absolutamente asombroso que se haya llegado a la conclusión de que todo el mundo se comportó adecuadamente, nadie cometió errores y nadie debe asumir la culpa" por la guerra de Irak, dijo el exministro de Exteriores, que abandonó el Gobierno por sus discrepancias sobre la guerra.

Cook considera esencial que Blair aprenda la lección de que nunca la información de los servicios secretos es por sí sola suficiente para justificar una acción militar. La legitimidad de la invasión siempre fue polémica y se sustentó en la suposición de que Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva, algo que Blair asumió con toda certeza y nunca puso en duda. El informe Butler niega la existencia de esas armas pero, a pesar de ello, el fiscal general, Lord Goldsmith, amigo personal del primer ministro desde hace muchos años, insistió ayer en que "la guerra de Irak fue legal".

INDIGNACION CIUDADANA Tanto en Downing Street, la residencia del jefe del Gobierno, como en el MI6, el servicio de espionaje exterior, se están estudiando posibles reformas. Pero la falta de dimisiones indigna a los ciudadanos y, muy especialmente, a las familias de los soldados que han muerto en Irak. En un sondeo realizado por la cadena Channel 4, el 92% de los encuestados consideró que Blair debía, al menos, pedir perdón. "Esa gente nos trata como si fuéramos idiotas", afirman los padres de Simon Hamilton-Jewell, que murió en Basora. "Sadam no era una amenaza para nadie --añade su hermano-- pero ahora hay 60 familias en duelo, por una guerra ilegal".