El Gobierno interino iraquí está decidido a mantener la fecha del 30 de enero para celebrar las elecciones generales en el país, pese a la solicitud, el viernes, de los partidos moderados sunís y kurdos, de aplazar seis meses la consulta por motivos de seguridad. La polémica sobre la fecha electoral amenaza con acentuar aún más la brecha que separa a las comunidades suní y shií. Un portavoz del clero shií dijo que la fecha fijada para los comicios "es innegociable".

El Gobierno iraquí, a través de su portavoz, Thair al Naqib, dejó muy claro su propósito de seguir adelante con el calendario electoral. "El Gobierno está decidido a mantener las elecciones en la fecha prevista y está trabajando para este propósito con varias fuerzas políticas", aseguró. "Esperamos que ningún partido las boicotee", añadió. El Gobierno del primer ministro Iyad Alaui tiene el apoyo de los máximos dirigentes shiís de Irak, que esperan llegar al poder por las urnas, gracias a que representan al 60% de los iraquís.

En respuesta al manifiesto suscrito el viernes por una quincena de partidos y grupos políticos sunís y kurdos pidiendo posponer medio año la cita con las urnas, un grupo de más de 40 formaciones shiís hizo público ayer un documento en el que asegura que aplazar las elecciones sería ilegal. El documento tiene el apoyo de los turcomanos, comunidad minoritaria al norte del país.

El portavoz de los clérigos shiís, entre ellos el del gran ayatolá Alí al Sistani, máxima autoridad religiosa de esta comunidad, dijo que "las elecciones se han convertido en parte de la vida diaria de los iraquís" y que no creía que la ONU compartiera la idea de aplazarlas. Abdul Aziz al Hakim, líder del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, principal partido shií, advirtió de que modificar la fecha electoral "significaría que los terroristas han conseguido uno de sus objetivos".

La comisión electoral, constituida por la ONU, aseguró ayer carecer de atribuciones para decidir sobre el aplazamiento de los comicios, ya que su función es técnica y no legislativa, según dijo a Reuters Abdul Husein Hendaui, jefe del organismo. El embajador de EEUU, John Negroponte, aprovechó la visita sorpresa de ayer a Faluya para reafirmar el deseo de Washington de mantener el calendario previsto.

Mientras, ayer se produjo otra jornada sangrienta. Un centenar de insurgentes asaltaron el ayuntamiento y dos comisarías de policía en Jalis, al norte de Bagdad. Varios rebeldes y un policía murieron. Un soldado norteamericano perdió la vida tras estallar una bomba en Duluiya, y tres civiles murieron y una docena resultaron heridos en dos atentados contra convoyes de EEUU en Bagdad. En Baquba, tres guardaespaldas del gobernador de Diyala murieron en un enfrentamiento con los rebeldes. En dos incidentes, un soldado iraquí y un miembro del partido comunista murieron por disparos.