Estados Unidos dio ayer un paso más para desvincularse de la seguridad en Afganistán al dejar bajo control afgano la prisión de Bagram, la última cárcel gestionada por sus militares en el país asiático. La transferencia definitiva de la llamada Guantánamo afgana se produce un año después de que las partes la acordaran y cierra uno de los capítulos que más fricción han generado con el Gobierno del siempre imprevisible Hamid Karzai. Si bien la mayoría de los 4.000 presos encerrados en Bagram ya estaban a discreción de las autoridades afganas, el Ejército de EEUU seguirá controlando un número indeterminado de presos.

La ceremonia para oficializar la transferencia se produjo unas horas antes de que el secretario de Estado, John Kerry, aterrizara por sorpresa en Kabul para reunirse con Karzai con la intención de rebajar la tensión entre ambas Administraciones. Esa tensión volvió a dispararse este mes, después de que el presidente afgano acusara a EEUU de cooperar con los talibanes para mantener la inestabilidad en el país.

EEUU y sus aliados de la OTAN quieren retirar a todas sus tropas regulares del avispero afgano antes de que concluya el 2014 y, mientras tanto, buscan una salida negociada al conflicto que incluya eventualmente algo parecido a un acuerdo de paz con los talibanes.