La policía malasia ha advertido el miércoles de que el misterio del avión podría no resolverse nunca. Tres semanas de investigaciones no han conducido a ningún lado y los caminos se agotan. "Dadnos más tiempo", ha pedido el jefe policial malasio, Khalid Abu Kabar. "Las investigaciones seguirán y seguirán, tenemos que asegurarnos de cualquier pequeño detalle. Pero al final de las investigaciones, quizá no sepamos la causa real. Quizá nunca sepamos la razón del accidente", ha señalado en rueda de prensa.

Las autoridades malasias siguen apuntando a un posible secuestro del avión que desapareció el 8 de marzo tras despegar de Kuala Lumpur y cambiar su rumbo previsto. Las sospechas se dirigieron desde el principio hacia cualquiera de las personas que subieron al vuelo.

Malasia aclaró ayer que los 227 pasajeros han sido investigados sin que saliera nada relevante en las cuatro áreas: sabotaje, secuestro, problemas psicológicos o personales. Khalid Abu Kabar reveló que tampoco las 170 entrevistas a familiares de los pilotos y del resto de la tripulación han servido. Las sospechas recayeron semanas atrás sobre dos ciudadanos iranís que embarcaron con pasaporte robado, pero los presuntos terroristas resultaron ser inmigrantes ilegales en busca de una vida mejor en Europa. Tampoco el exhaustivo examen sobre la vida del piloto y copiloto ha sido provechoso.

Las esperanzas de los investigadores residen en las cajas negras, donde quedan registradas las conversaciones de cabina y otros datos. Existen un par de problemas serios. El primero es encontrarlas, porque apenas les queda una semana de batería. Y el segundo es el propio mecanismo de los aparatos, que solo contiene las dos últimas horas. Es el tiempo que se estima suficiente para saber qué pasó en un siniestro. En el caso del vuelo MH370, que se mantuvo en el aire siete horas después de la última comunicación, quizá los hechos decisivos ocurrieran mucho antes.