Encolerizadas con Kiev y Occidente, las provincias rebeldes de Donetsk y Lugansk celebraron ayer un referendo de autodeterminación que, con toda probabilidad, proporcionará a la diplomacia internacional otro conflicto territorial por resolver y añadirá más gasolina sobre el incendio ucraniano.

Pese a que los resultados de la consulta no se difundirán en principio hasta hoy por la tarde, los datos de la participación divulgados por los insurgentes dejaban poco margen a las dudas: el 80% de los ciudadanos de Lugansk y el 70% de los de Donetsk acudieron ayer a votar en una consulta considerada ilegal por Kiev, EEUU y la UE y que ni siquiera contó con la participación de observadores rusos, lo que hizo imposible verificar la transparencia del voto.

"¿Apoya usted la independencia de la República de Donetsk / Lugansk?", era la pregunta a la que tenían que contestar los cerca de tres millones de ciudadanos convocados para el voto en ambas provincias, las cuales están camino de convertirse en otro Transdniéster, región moldava que se autoproclamó independiente en 1990 y todavía no es reconocida por la comunidad internacional, Rusia incluida.

"Sí, probablemente durante un tiempo viviremos como Transdniéster", reconoció Kirill Cherkashin, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Donetsk. Cherkashin también vaticinó que, entre los escenarios que se barajan, está la creación de una federación de repúblicas del sur y este de Ucrania o la anexión de esta parte del país a Rusia, lo que desmembraría a Ucrania.

CHOQUES ARMADOS La jornada electoral no detuvo el conflicto armado. Vídeos difundidos en las redes sociales mostraban tiroteos en varias localidades de la región de Donbass, entre ellas Krasnoarmeysk (oeste), Novoaidar (este) y la sitiada Slaviansk (norte), que los ucranianos intentan retomar sin éxito desde hace más de una semana. En Mariupol, sede de una trágica batalla el viernes, se abrieron solo ocho mesas electorales para atender a una población de medio millón. El día acabó con un muerto y varios heridos, según las agencias.

Pero, en el terreno, la situación podría ir a peor. Según dijo ayer uno de los líderes de la República de Donetsk, Denis Pushilin, las fuerzas militares ucranianas presentes en esa provincia serán consideradas "de ocupación" tras el referendo. Además, Pushilin añadió que se constituirán nuevos organismos estatales y un Ejército.

Haciéndose eco de lo dicho en los días anteriores, Occidente censuró la consulta. "No la reconocemos y no vamos a reconocer su legitimidad", dijo una portavoz del Ministerio británico de Asuntos Exteriores. "Este referendo es ilegal", afirmó Jen Psaki, portavoz del Departamento de Estado de EEUU.

Ya despojada de Crimea, Ucrania lanzó una serie de declaraciones incendiarias que, sin embargo, mostraron una vez más su debilidad. El referendo tiene el fin de crear "una zona gris en la región de Donbass, donde prevalezcan el pillaje, los saqueos y los crímenes en masa", indicó el ministro de Defensa, Pavlo Petrenko. En la comunidad proucraniana de la región crece el miedo. "Ya no se puede vivir aquí, me iré en los próximos días", manifestó un vecino.