"Queremos una solución y no ruptura. Una solución viable", manifestó ayer tarde el primer ministro griego, Alexis Tsipras, en el Parlamento, en referencia al último desencuentro en el Eurogrupo, que acabó sin acuerdo y con el ultimátum de Bruselas a Atenas para que antes del viernes solicite la prórroga del rescate. La respuesta de Tsipras fue tajante: "Ni un paso atrás".

El Gobierno griego rechazó una propuesta de extensión del rescate presentada por sus socios europeos El primer ministro explicó que en un primer momento hubo un borrador que Atenas estaba dispuesta a firmar. Este borrador incluía, según Tsipras, una extensión del contrato de préstamo, --"que no del programa de rescate", recalcó--, como un paso intermedio antes de un acuerdo definitivo. El plan prometía ayuda técnica de la Comisión Europea para la aplicación de las reformas y medidas para atajar las situaciones sociales más complicadas derivadas de la aplicación de los recortes .

Sin embargo, según Tsipras, en el último momento el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem habría presentado un nuevo texto "inaceptable". "Las negociaciones continuarán hasta que los políticos, y no los tecnócratas, hallen una solución aceptable para todos" dijo Alexis Tsipras, rechazando el "ultimátum" de Bruselas.

El primer ministro griego aprovechó para cargar duramente contra Alemania, a la que responsabilizó del bloqueo de la negociación. "Los representantes de Grecia por primera vez dicen 'no' y significa 'no'. Esto puede molestar y enfadar a algunos", apuntó Tsipras, acusando al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, de perder "la sangre fría" y referirse "de forma despectiva al pueblo griego".

El primer ministro aprovechó para anunciar que el cumplimiento de sus promesas electorales no se hará esperar: el viernes los diputados votarán el primer proyecto de ley del nuevo Gobierno, que se referirá a la prohibición de los desahucios en primera vivienda. Otras medidas inminentes incluyen reformas laborales. "Esta es la deuda que tenemos que pagar primero", afirmó Tsipras.

Mientras, nadie en Bruselas se atreve a vaticinar qué ocurrirá a partir del próximo 1 de marzo si Grecia no solicita antes de este viernes la extensión del programa de rescate que expira a finales de febrero. Pero son varios los ministros de Economía y Finanzas de la UE que alertaron durante el Ecofin del lunes de la "difícil situación" que se crearía.

POSTURAS INAMOVIBLES Las posturas no se movieron ayer ni un milímetro respecto al Eurogrupo del día anterior. La única alternativa para Atenas sigue siendo prolongar el rescate y de momento no hay divisiones entre los países de la zona euro.

"No vi divergencias. Todo el mundo señaló la necesidad de pedir extensión, el compromiso con el programa anterior y que las deudas hay que pagarlas. Fue corto, cuando hay divisiones solemos tardar más", aseguró el ministro Luis de Guindos, que insistió en que el problema de base no es semántico --como llamar a la troika las instituciones-- sino de fondo y que el Gobierno de Tsipras debe recapacitar.

"Un programa es un contrato que tiene dos partes. Él (Yanis Varoufakis) considera que ese contrato tiene una serie de compromisos no válidos y yo le dije que el dinero que le habíamos dado sí era válido", añadió el español sobre los 26.000 millones en préstamos y avales concedidos por España a Grecia .

El nudo gordiano de la negociación gira en torno a la negativa de Atenas a asumir las promesas de reformas recogidas en el rescate. Aunque el tiempo se agota hay países que confían en que la sangre no llegará al río.