Tras la puesta en marcha el pasado domingo del acuerdo migratorio entre la Unión Europea (UE) y Turquía, ayer fue el primer día en semanas sin registro de llegadas en las costas griegas, un hecho que posiblemente se debiera a los vientos huracanados que azotaron el mar Egeo.

El consejo gubernamental que gestiona la crisis de refugiados advirtió de que el descenso de llegadas puede deberse a las fuertes tormentas.

En los pasados días, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, mantuvo contactos con líderes europeos y con la OTAN, a los que les expresó su insatisfacción por la escasa aplicación por parte de Ankara del acuerdo para reducir los flujos migratorios y la poca eficacia de la operación de la alianza atlántica en el Egeo.

Ayer se devolvieron, a través del paso fronterizo del norte de Grecia con Turquía, 76 migrantes considerados económicos, en el marco del acuerdo bilateral Grecia-Turquía y del pacto entre la UE y Turquía.

Por otro lado, el Gobierno griego tiene previsto duplicar hasta más de 60.000 personas las capacidades de acogida para los refugiados en los próximos 20 días, según anunció ayer el portavoz encargado del centro de gestión de crisis, Yorgos Kyritsis.

En una rueda de prensa celebrada al término de la primera reunión del recién creado Consejo interministerial para los refugiados, Kyritsis explicó que se crearán unas 30.000 plazas más en el citado periodo. Actualmente hay unos 48.800 refugiados repartidos por todo el territorio griego, de los que unos 30.000 están en centros habilitados por el Gobierno, municipios o el Ejército. El resto, unos 18.000, se encuentran en campamentos improvisados, como el de Idomeni, en la frontera con la Antigua República Yugoslava de Macedonia, o en el puerto del Pireo, junto a Atenas.