Han pasado 70 años desde la Guerra Civil, pero todavía quedan en el ambiente cientos de recuerdos tristes sobre aquel acontecimiento histórico que segó un número de vidas incalculable. En las Cinco Villas esta contienda fue especialmente significativa. Municipios como Biel, Asín, Luesia, Sádaba, Uncastillo, Farasdués, Biota, Rivas, Castiliscar, por citar algunos, vieron como mermaba su población a consecuencia de los fusilamientos. Muchos de ellos se celebraron en Ejea, lugar en el que estaba la cárcel de la zona. Hasta allí llegaban aquellos que no coincidían con la ideología del momento. Hasta 501 personas, hombres y mujeres, son las que ha documentado en su libro Juan Antonio Remón, datos sacados del archivo municipal ejeano que evidencian el horror de un tiempo. De éstas, 361 murieron y 28 eran mujeres. Algunos están enterrados en una fosa común en el cementerio ejeano.

Estas y otras curiosidades son las que recoge este historiador en su libro "Ejea, 1936", un texto que ha escrito "por motivos personales, porque mi abuelo fue uno de los difuntos y todavía no sabemos dónde está enterrado", explica. Un libro que le ha costado cuatro años realizar y que sirve para conocer "un pasado. La sociedad tiene una deuda moral, los familiares se han resignado a este hecho y corresponde que se les reconozca, pero sin abrir heridas, porque no se trata de traer nada al presente, sino contar lo que pasó y aprender las lecciones del pasado para gestionar mejor el futuro", apunta.

José Antonio ha recopilado toda la información buscando en los archivos municipales de Ejea y Zaragoza, cientos de horas de trabajo que plasmó en un libro que presentó el pasado 10 de noviembre en el Centro Cívico de Ejea, una iniciativa impulsada por el Círculo González Gamonal y el Foro de Mujeres Progresistas ejeano.

"El día de la presentación me emocioné mucho, porque había mucha gente y guardaban silencio al oír lo que contaba. Es gratificante que reconozcan la labor que se hace y que guste", apunta Remón. En ese acto, el historiador comentó que el libro tiene dos partes claramente diferenciadas, una puramente histórica, en la que se analiza la situación de Ejea en aquel momento, el estilo de vida que se llevaba, la educación que se recibía y las primeras instalaciones que se comenzaban a hacer, como el sistema de riego, "que actualmente aún se conserva", dice el investigador.

En un segundo apartado se cuentan aspectos como "la dramática represión que se vivió y las víctimas que hubo, algo que se basé en el registro de la cárcel de Ejea, que se encontraba en los bajos del ayuntamiento", afirma. Entre los nombres, algunos conocidos, como los alcaldes de Biota, Luesia, Orés, y Sádaba, al que prendieron junto a cuatro de sus concejales, además del de Ejea. "El edil ejeano murió un 22 de agosto de 1936, se llamaba Juan Sancho García", apunta. Ese día fue "relativamente tranquilo", dice con tristeza Remón, ya que en algunas fechas, como el 20 de agosto, "la cifra ascendió hasta los 49", concluye.

NURIA ASÍN