Vaya por delante que el ministro Jaume Matas acierta viniendo, pero lo último que esperábamos ver a propósito de la riada del Ebro era una instrumentalización de la riada con fines políticos. Contraprogramar una rueda de prensa al punto de la mañana del sábado, como hizo ayer Matas al convocar a los medios a la misma hora que un acto de la DGA previsto desde el día anterior, muestra cuál es el interés real de ciertos políticos asustados por lo que podríamos denominar ´síndrome del Prestige´. Salir en las fotos para intentar visualizar esfuerzo, control y trabajo en situaciones extraordinarias. Pero no, el papel de un ministro no es el de salir en el telediario de las tres aportando datos que bien podrían ofrecer los técnicos; la visita sólo se justifica si se dedica a coordinar, a concretar ayudas para las zonas afectadas y a buscar soluciones para el futuro.