OCUPACION: PRESIDENTA DE LA ASOCIACION DE AFECTADOS DEL 11-M.

SU HIJO DANIEL PAZ, DE 20 AÑOS, ESTUDIANTE, MURIO EN EL ATENTADO

LUGAR DE NACIMIENTO: CACERES

EDAD: 46 AÑOS

PROFESION: FUNCIONARIA DE UN ORGANISMO DEPENDIENTE DE LA SECRETARIA DE ESTADO DE DEFENSA.

ESTA DE BAJA PSIQUIATRICA

OTROS CARGOS: MIEMBRO DE LA EJECUTIVA DE CCOO DE MADRIDPilar Manjón se perderá hoy entre las encinas del parque natural de Monfragüe, en Cáceres. Lejos de las campanas, las misas, los flases, las autoridades, las 800 solicitudes de entrevistas, la concentración en la Puerta del Sol, el bombardeo informativo, los mensajes al móvil. Ella recuerda a su hijo Daniel, asesinado en el Pozo del Tío Raimundo hace un año, cada día desde hace 364 días. Hoy sólo quiere la quietud de las encinas. La voz de las víctimas de la masacre, la mujer enlutada que descompuso a la clase política con palabras como puños, sigue esperando la verdad, la justicia y la reparación. Pero hoy quiere el silencio, que es donde se escucha lo esencial.--Ha perdido 20 kilos, tiene bajadas de azúcar, duerme poco y mal.

--Me cuidan entre todos. En la asociación hemos creado una cadena de afectos. Hay tardes que llego hecha polvo y encuentro siempre un abrazo que me ayuda a dar un paso más, a convencerme de que entre todos lo vamos a conseguir. Pero también me ayudan los avances de nuestros heridos, que son la batalla ganada a los que quisieron destruir la vida. Una de nuestras niñas acaba de salir del hospital de tetrapléjicos de Toledo y ya mueve una pierna. Y hemos tenido dos bebés de mamás que estaban embarazadas aquel 11-M.--Pero sigue con el luto riguroso.

--Pues yo era igual de alegre que mi hijo Dani, que estaba todo el día tocando el cajón y la guitarra. Era hiperactiva y muy vitalista. Y de ahí pasé a estar ocho meses tirada en un sofá, a no poder cocinar lo que cocinaba aquella mañana a las 7.30, a no poder oler la colonia que se ponía mi hijo...--Logró sacar la fuerza para abandonar aquel sofá.

--La fuerza me la dan las 192 voces acalladas aquel día. ¿Sabe? A casi todos les tengo puestos la cara y el nombre. Yo siempre hablo de Jorge, de Rodrigo, de Abel, de Javier, de Begoña... Quiero que existan dentro de mí. Y puesto que dieron sus vidas inocentes por este país y por esta democracia, se merecen que esta sociedad los recuerde con sus sueños y con sus ilusiones.--¿Se ha pretendido el olvido?

--Hemos pasado por dos etapas. Al principio hubo una voluntad política de quitar todos los onces y todas las emes . Los supervivientes eran testigos incómodos. Pero el 15 de diciembre la sociedad reaccionó y nos asumió como propios.--El 15 de diciembre le sacó usted los colores a la clase política.

--No a todos. Como nos había costado mucho redactar todos aquellos folios, me sabía el texto de memoria y pude mirar a sus señorías. --¿Qué vio desde aquel estrado?

--Recuerdo a Labordeta emocionado, a una chica del PSOE que estaba sentada detrás de Rubalcaba llorando con desconsuelo, a sus señorías del PP leyendo la prensa económica, y al fondo, a los periodistas conmovidos. Sabía que el documento era emotivo, pero me impresionó aquella visión. Hubo muchos gestos de ternura, pero también de desprecio a las víctimas. Me emocionó que los trabajadores de las Cortes me hicieran un pasillo a la llegada para decir que ser sindicalista en este país ya no es delito. Y me emocionó que a la salida me lo hicieran los periodistas.--Gran parte del país agradeció aquella bofetada civil.

--No pretendí ser símbolo. Mire, yo aquel 15 de diciembre yo tenía cita con el médico a las 4 de la tarde. Mi plan era entrar a las 10.30, leer aquellos folios, comparecer ante la prensa y llegar a mi cita. Pero no fue así. Se desató una vorágine en la que sigo, porque todo se focaliza en mí y eso no es bueno. Y aquel día...--¿Qué pasó aquel día?

--La noche anterior no había dormido. No me pusieron fácil el acceso. No prepararon una sala para las víctimas, de modo que tuve que entrar sola. Se me hizo esperar en un pasillo 25 minutos. Apareció el presidente de la comisión y me dejaron en una mesa delante de 100 cámaras. Como comprenderá, lo único que yo quería era pasar aquellos 40 folios. Acabar.--Usted les pidió alto y claro "verdad, justicia y reparación". ¿Han satisfecho alguna expectativa?

--Ninguna. A los políticos les pedimos que dejaran de investigar lo que ocurrió entre el 11 y el 14 de marzo, porque nosotros sabemos perfectamente qué pasó: buscamos a nuestros muertos, el que tuvo suerte los enterró --yo no tuve ni siquiera esa suerte--, curamos a nuestros heridos. Nosotros seguimos queriendo saber qué pasó antes del 11 de marzo y la verdad no aflora.--Tal vez necesiten más tiempo.

--¡No hay voluntad política de que aflore la verdad! Lo dijimos en el Parlamento: hubo avisos no oídos, hubo descoordinación de las fuerzas y de los cuerpos de seguridad del Estado, que no confrontaron sus bases de datos ni coordinaron a sus confidentes; se hicieron seguimientos de los asesinos hasta dos días antes del atentado, pero en Interior no contrataron traductores de árabe... De todo esto nos hemos ido enterando porque nos bajamos de internet las 2.500 páginas que tiene el diario de sesiones de las Cortes de la comisión de investigación.--Eso fue antes de su comparecencia. ¿Qué ha pasado después?

--¡Nada! No hemos recibido ni una llamada telefónica, salvo la de un jurista de las Cortes que nos ha dicho que tenemos a nuestra disposición una furgoneta llena de documentación desclasificada por el juez Del Olmo. De hecho, la comisión de investigación no se volvió a reunir hasta hace dos semanas, ¿comprende?Sigue en la siguiente página