Un detalle, al final de su discurso, varió de golpe el mensaje optimista e inundado de datos positivos con el que Marcelino Iglesias, presidente aragonés, repasó la gestión de su Gobierno. "Hay una serie de cuestiones de las que no podemos estar satisfechos", dijo. Cuestiones como el elevado precio de la vivienda, el mantenimiento de listas de espera sanitarias o la existencia de 30.000 parados. Se anticipó así el dirigente socialista a las críticas de la oposición, que hoy le lloverán, e --incluso-- invitó al resto de partidos a que esos temas centren la discusión de los dos próximos días.

Iglesias abrió en las Cortes las sesiones del Debate sobre el Estado de la Comunidad, con un discurso de cerca de una hora y media y ante el público habitual en estas citas. Era el último de su segundo mandato y se producía ocho meses antes de las elecciones locales y autonómicas, que serán en mayo del 2007. Así que fue una intervención-balance como la de otros años, pero que en esta ocasión el presidente sometió al juicio ciudadano: "Cuando culminemos este intenso trabajo, los aragoneses, como sucede en democracia, decidirán sobre su próximo futuro".

Lo recordó al principio: "Acostumbro a realizar intervenciones optimistas y de confianza en el futuro". Y lo hizo. Marcelino Iglesias repasó la segunda legislatura del PSOE-PAR en la DGA y aludió también a la primera, destacando que estos periodos han posibilitado que las instituciones aragonesas tengan cierta estabilidad política, a diferencia de etapas anteriores ("Diez presidentes se han sucedido en el cargo desde 1978").

EL HABER Y EL DEBE Es cierto que el presidente proporcionó datos y más datos para tratar de convertir en irrebatibles sus argumentos: un crecimiento económico superior al del resto del país (e incluso de la Unión Europea), buenas cifras de empleo, un notable aumento en la capacidad de autogobierno, una reforma del Estatuto de Autonomía ampliamente pactada y sin votos en contra, impulso millonario a las viviendas protegidas, buenos indicadores en atención sanitaria y en educación, proyectos logísticos punteros o avances importantes en infraestructuras de transporte, entre otras cosas.

Pero Iglesias no se quedó ahí. Reconoció que hay cosas que no le gustan, que le preocupan "especialmente", y sobre las que abogó por debatir en estos días de repaso de gestión. Destacó entre sus preocupaciones el malestar de "un partido" (CHA) con la reforma del Estatuto y el hecho de que, pese "a las excelentes cifras de empleo", hay 30.000 aragoneses parados.

También resaltó, en el lado negativo de la balanza, que aunque se ha realizado un importante esfuerzo para promover viviendas protegidas, este no ha sido "suficiente para moderar el precio en el mercado libre", lo que condiciona el futuro de muchos jóvenes. Lamentó que las negociaciones con Francia para permeabilizar el Pirineo aragonés avancen a un ritmo "desesperantemente lento". Las dificultades que afronta el profesorado, la necesidad de adecuarse a las exigencias de la sequía, el envejecimiento de la sociedad y la existencia de aragoneses "que esperan demasiado" para recibir tratamiento sanitario, a pesar de los buenos datos fueron los otros puntos débiles destacados por el presidente.

BUENAS PERSPECTIVAS Pese a todo, Iglesias fue, como había anticipado, optimista, y se mostró convencido de las grandes posibilidades de Aragón. Insistió en la importancia de la estabilidad institucional y de las buenas relaciones entre PSOE y PAR, aseguró que el Estatuto no será "nunca más un freno" para las ambiciones aragonesas e hizo hincapié en tres cuestiones que --apuntó-- "dentro de unos años se considerarán determinantes": la derogación del trasvase del Ebro, la consecución de la Expo 2008 para Zaragoza y el mantenimiento e impulso de la planta de Opel en Figueruelas. Logros que, remarcó, son del conjunto de la sociedad.

Por último, el presidente invitó a sus señorías a seguir adelante. "Queda todavía mucho trabajo por realizar". Al final, serán los ciudadanos "los que decidan en las urnas" dentro de ocho meses "sobre su próximo Gobierno", como se encargó de recordar el propio Iglesias.