Al terminar las fiestas, desde el ayuntamiento se lanzan una serie de cifras de asistencia que parece que deban servir para medir el éxito y la calidad de los actos. Y es como si cada año haya que superar al anterior en gente o las fiestas sean un fracaso. Más allá del público de los conciertos, son números difíciles de contrastar, sobre todo en los actos de calle. Pero mucho me temo que siempre se tire por alto. Por ejemplo, a pesar de la lluvia de los primeros días y del viento de los últimos, las cifras son similares a las del 2009; en la Ofrenda se daban 250.000 oferentes en 11 horas, lo que supone casi 23.000 a la hora (?); Independencia ha pasado de 62.000 a 170.000 personas y faltaba el último concierto... Otro ejemplo evidente: ayer Jerónimo Blasco daba para Interpeñas 275.000 asistentes y los propios peñistas los cifraban en 250.000. Son 25.000 personas menos. O la objetividad de las cifras.