La crisis económica ha convertido a muchos ciudadanos de Zaragoza que vivían tranquilamente en su hogar en nómadas de ciudad dispuestos a ocupar cualquier tipo de espacio urbano donde puedan descansar junto a las pocas cosas que les han quedado en propiedad. Irse a vivir debajo de un puente ya no es una frase hecha.

Hoy mismo se puede ver como una persona se ha instalado bajo el puente de Hierro con una tienda de campaña que solo visita para pasar la noche mientras el resto del día trata de buscarse la vida. Este inquilino de la ribera del Ebro, es para los vecinos del entorno uno más de ellos, aunque conozcan poco de él, solo que "va y viene" durante el día a su hogar improvisado.

Pero hay más sitios donde dormir. Las puertas de la antigua sede del Ministerio de Sanidad en Zaragoza acogen de forma habitual un campamento de personas que buscan refugio allí. Entre el centro de especialidades Ramón y Cajal, donde cada noche también recibe a más de una decena de visitas, y el renovado museo Pablo Serrano.

Bajo el puente que cruza el Huerva en la avenida Goya, junto a la puerta de emergencia del túnel ferroviario por donde pasa con cierta frecuencia el AVE, es otro punto curioso donde es habitual que haya inquilinos. Poco importa el ruido si tienen el resguardo que necesitan.

También los nuevos bancos del bulevar de Fernando el Católico y de Gran Vía se han convertido en residencia habitual por las noches para estos nómadas del siglo XXI. Su diseño y sobre todo su anchura han convencido a algunos. Y por las mañanas se agrupan organizando curiosas tertulias. Como una comunidad de vecinos.