No. Que no. Que por más que nos intenten convencer, el resultado es claro: el corredor mediterráneo gana y la Travesía Central Pirenaica, la TCP, pierde. Ni sirve el premio de consolación (¡¡¡hacer más estudios sobre la TCP!!!) ni nos convencen con lo que ya sabíamos: que Zaragoza es un potente nudo logístico que puede verse reforzado por la mejora de algunas conexiones con centros ferroviarios y marítimos. Este era un proyecto de todo Aragón: de Huesca, de Teruel y de Zaragoza. Dividirnos porque Zaragoza presuntamente gana, lo que además no es verdad, es solo una desgraciada derivada más de una decisión injustificada de la que el Gobierno español es el principal responsable.

Empresarios y expertos saben que era la ruta más lógica para la distribución de mercancías entre la Península Ibérica y el resto de Europa. Razones económicas, territoriales, medioambientales y logísticas así lo demuestran. España y Portugal precisan de un paso no saturado y lejos de la congestión viaria, como ocurre y ocurrirá con los extremos de los Pirineos.

La Travesía Central del Pirineo se configuraba como más necesaria que nunca para garantizar un tráfico fluido en toda Europa, y además aprovechar así el gran esfuerzo económico que las empresas aragonesas están realizando. Nos jugábamos un proyecto de obra civil de una infraestructura de transporte, un corredor ferroviario internacional y un túnel de baja cota. En definitiva de una inversión de más de 8.600 millones de euros, de los cuales entre 6.000 y 7.000 son para construir el túnel de baja cota, y la generación de 50.000 empleos. Pero esas son las cifras inmediatas. Detrás nos jugábamos mucho más: la atracción de empresas a Aragón y la competitividad de las empresas y la expansión internacional de las ya existentes. Y creceremos a un ritmo más lento que nuestros vecinos levantinos. Está claro: Aragón pierde.