Grañén, una localidad de 2.000 habitantes, es la segunda vez que recibe el Gordo en los casi 200 años de historia de la Lotería de Navidad. Y la segunda vez que toca a la familia de María Pilar Azagra, la lotera encargada de repartir el primer premio de ayer. Los padres de su marido, Fortunato Oriol, estuvieron entre los agraciados. "Vinimos desde Rubielos de la Cérida, mis padres montaron un bar en septiembre y en diciembre les tocó el Gordo", asegura. Se jugaron 25 pesetas y les tocaron 186.000 (1.117 euros actuales). En esta ocasión, su hijo no llevaba ningún décimo del número agraciado.