La venta del Grupo Avanza el mismo día en el que en Zaragoza una de sus empresas, Autobuses Urbanos de Zaragoza, empezaba a notificar los despidos y a ingresar las indemnizaciones de los 153 trabajadores que ya están en la calle fue una sorpresa a medias. No para la firma, que fue ayer ampliamente criticada por el ayuntamiento y el comité de empresa, sino también para estos últimos, que ya conocían el principio de acuerdo con la empresa mexicana desde la semana pasada. Antes incluso de que se produjera la reunión a altas horas de la noche en el consistorio en la que se presentó el ofrecimiento de dejar en 45 los despidos a cambio de que se reincorporaran en un plazo máximo de dos años y una rebaja salarial del 4,4% para toda la plantilla.

PSOE, CHA e IU acudieron a esa reunión siendo conocedores de que la firma mexicana estaba a punto de rubricar la operación con Avanza, porque las noticias que les llegaban era que el acuerdo se plasmaría de forma inminente. Quizá se le dio poca credibilidad o todo lo contrario, quizá fue lo que provocó que el consistorio se decidiera a actuar in extremis para poner a la empresa AUZ en la tesitura de mover ficha y romper la negociación con unas condiciones que rebajaban la cifra de bajas de 153 a 45 y un compromiso de recuperarlos en 24 meses.

También lo sabía el comité de empresa, o al menos su presidente, Javier Anadón, quien fue informado el viernes de la semana pasada de las informaciones que llegaban a la plaza del Pilar. Nadie contaba con que, al supeditar el acuerdo a que se eliminara la reducción salarial que había planteado la empresa en otro expediente, se diera al traste con cualquier posible entendimiento entre las partes antes incluso de forzar a AUZ a retroceder en sus exigencias.

Esta, por su parte, aceleró al máximo el cierre del periodo de consultas, que podría haber ampliado de mutuo acuerdo --incluso se le llegó a proponer--, y dejar el contrato en unas condiciones económicas que propiciaran el cierre de la operación con la firma mexicana. Le convenía que no hubiera acuerdo.

ALUVIÓN DE CRÍTICAS

El anuncio oficial de la venta le provocó un aluvión de críticas. Incluso el Gobierno municipal admitió a este diario a través del alcalde accidental, Roberto Fernández, que "el momento elegido es cuestionable" porque "invita a pensar que es consecuencia de los despidos". Desde CHA, Carmelo Asensio manifestó que "ha demostrado un estilo pésimo" y que "evidencia que la empresa ya la tenía atada y no quiso anunciarlo para hacer los deberes antes con el máximo de ajustes posibles". José Manuel Alonso, portavoz de IU, manifestó su "condena al máximo nivel", insistió en que es "inmoral" y que "se le va a controlar hasta el último kilómetro que haga" aunque cambie de dueño. El concejal Fernando Ledesma, del PP, solo lo tildó de "llamativa" la coincidencia y pidió al Gobierno "que aclare desde cuándo lo conocía". Para todos ellos, ayer.