El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, advirtió ayer de que "el Pilar no se toca y Zaragoza no se toca", aunque reconoció que le preocupa "seriamente" que la explosión del miércoles de un artefacto casero en su interior pueda afectar a la llegada de turistas a pocos días de las fiestas. El Pilar "no es el símbolo del fascismo, sino el símbolo de Aragón", añadió.

Belloch, que visitó el templo junto al vicealcalde Fernando Gimeno, expresó su deseo de que los ciudadanos sean "lo suficientemente listos para no dejarse amedrentar por esta basura", en referencia a los autores.

A su juicio, el del miércoles fue "un acto aislado" perpetrado por la cercanía de las fiestas, aseguró que "esta pandilla no nos va a atemorizar" y subrayó que las fuerzas de seguridad garantizarán la seguridad de todos los visitantes.

El alcalde anotó que el "ilustre" personaje del que toma el nombre el grupo que reivindicó el atentado, el anarquista Mateo Morral, puso en la boda de Alfonso XIII una bomba que asesinó a decenas de personas, lo que da una idea, dijo, de la "catadura moral" de una organización con ese nombre.

El canónigo responsable de Patrimonio Artístico del Cabildo del Pilar, Ignacio Sebastián Ruiz, negó que tras el atentado se hubieran registrado daños en el patrimonio de la basílica, que ayer abrió sus puertas y celebró sus misas con normalidad.

PESAR Y DOLOR

La afluencia, dijo, fue normal en un primer momento, aunque aumentó a lo largo de la mañana con personas que "venían con pesar y dolor".

El encargado de Patrimonio explicó que próximamente se examinarán las pinturas cercanas y el órgano para detectar cualquier posible afección, que hasta el momento no se han encontrado en el coro mayor, el retablo mayor o los púlpitos, las zonas más sensibles debido a su cercanía al lugar de la explosión. También agradeció las numerosas muestras de condolencia que han llegado a la basílica desde todo el mundo.

Por otro lado, el delegado del Gobierno en Aragón, Gustavo Alcalde, apostó por "transmitir un mensaje de tranquilidad porque las fuerzas de seguridad están trabajando para que la población esté segura".

Por su parte, la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, expresó ayer su condena "más rotunda" al atentado, un acto, dijo, que "no conduce a nada" y que solo busca "sembrar el miedo".

Rudi señaló que el ataque afectó a una institución que tiene "un gran valor" para la inmensa mayoría de los aragoneses. Y, en este sentido, añadió que este tipo de actuaciones demuestran que la sociedad requiere dotarse de "instituciones fuertes" que "sean capaces de representar a todos los aragoneses".

CONFERENCIA EPISCOPAL

Por último, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino, lamentó el atentado, aunque destacó que no hay motivo de alarma porque se trata de "pocos e insignificantes" sucesos.

El también portavoz de la Conferencia Episcopal calificó de "lamentable" que es produzcan este tipo de actos, que afectan al derecho fundamental de la libertad religiosa pero que, "gracias a Dios, son pocos e insignificantes". "No hay motivo de alarma", dijo Martínez Camino, que hizo un llamamiento "al civismo y al respeto a los demás".

El obispo resaltó que "no hay razón que justifique poner en peligro la vida de los demás" y añadió que son "aún más rechazables e indignos los atentados que pueden afectar a cualquier persona que pasa por ahí".