Memoria democrática

La familia de los Lapeña sale «esperanzada» de Cuelgamuros

La segunda ronda de visitas deja ilusión a los aragoneses, pero todavía no se conocen los plazos en los que saldrán los restos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Memoria Democrática, Ángel Torres, el pasado mes de abril en su visita a Cuelgamuros.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Memoria Democrática, Ángel Torres, el pasado mes de abril en su visita a Cuelgamuros. / MONCLOA

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

La familia de los hermanos Lapeña, los dos represaliados de Calatayud cuyos restos descansan en el valle de Cuelgamuros, visitó ayer el antes conocido como Valle de los Caídos para conocer de primera mano los trabajos de investigación que se están realizando en este lugar. Un encuentro del que salen «esperanzados», tras ser testigos del funcionamiento de un laboratorio en el que una treintena de profesionales analiza, cataloga e identifica los restos de cientos de represaliados del franquismo.

«Es un sitio horrible», señala Cecilia Capapé, representante de la familia en esta visita, organizada por Moncloa tras el reconocimiento que hizo en el lugar el propio presidente Pedro Sánchez hace un mes. Pese a la mala sensación del lugar, Capapé admite que la visita le «ha gustado, porque nos han explicado todo el trabajo que hacen». En el tiempo que ha estado visitando los varios niveles del laboratorio y las distintas dependencias, la aragonesa pudo reconocer la tarea que hacen los investigadores: «Hacen verdaderas virguerías, porque su trabajo es muy complicado».

Habiendo conocido todo el funcionamiento del laboratorio, Capapé enumera que, entre otros trabajos, científicos y forenses implicados en la tarea «identifican y recuperan los restos, pero es que hacen todo el proceso al completo». Sin descanso y con esfuerzo, los trabajadores, tal y como explica Capapé, comienzan a trabajar «desde que las familias les entregamos algún archivo, para luego intentar averiguar en qué caja pueden estar los restos». Finalmente, la parte más científica, como es «el análisis de los propios restos y el cotejo del ADN detectado».

Como en todas las acciones de este tipo, los familiares se interesaron por las fechas en las que podrán recuperar los restos de los represaliados. El calendario, por desgracia, sigue siendo hoy la mayor incógnita. «Dar una fecha es imposible y ellos mismos reconocen que caja es un mundo», analiza Capapé, que reconoce un actor inesperado que lastra el buen hacer de los científicos: «Nos han explicado que las denuncias les paralizan muchas de las tareas cuando ya las han empezado, por lo que es una cosa que condiciona mucho el trabajo y los ritmos».

Cecilia Capapé es hija de Pura Lapeña, nieta de uno de los represaliados, con la que habló en cuanto abandonó Cuelgamuros. «Yo llevo menos tiempo implicada y claro que mantengo la esperanza, ella es un poco más escéptica porque en estos años ha recibido muchos palos en la rueda», cuenta la aragonesa, que sí que quiere «seguir adelante» con el proceso de recuperación de los restos de sus familiares.

El reconocimiento final de los familiares se dirige a los trabajadores, «que hacen todo con mucho mimo y cariño, algo que me ha sorprendido mucho». Aún no sabe si tendrá que volver, pero Capapé confía en ellos: «No paran, trabajan a todo el ritmo que pueden, así que mantengo la esperanza de recuperar los restos».