Sara Fernández fue una de las sorpresas inesperadas en el pleno de toma de posesión, ya que estrenaba la responsabilidad al frente de la portavocía de Ciudadanos en el ayuntamiento que el partido ha decidido retirarle a su cabeza de lista en las elecciones, Elena Martínez. Esta pasará a ocupar escaño en la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), aunque mantendrá su acta de concejal. Y su primera valoración pública tras la elección del alcalde fue la de señalar su compromiso de ser una "oposición leal y constructiva" de este Gobierno municipal. "Queremos ser la tercera vía, apoyar un cambio basado en el sentido común", añadió.

La intención del partido naranja en la capital es la de no hacer "seguidismo a nadie" y se comprometieron a no guiarse "en ningún caso por sectarismos ni intereses partidistas" para dialogar y debatir cualquier propuesta, "independientemente de quien venga".

Fernández insistió en que el acuerdo para la investidura no fue posible por esas salvedades que puso Santisteve a su decálogo de regeneración democrática puesto sobre la mesa de negociación. Pero garantizó que plantearán propuestas que puedan ser interesantes, que será "un aliado en temas coincidentes y un opositor en los que no", y sobre todo que "por cortesía" serán "respetuosos" durante los cien primeros días de gestión. Un margen que no es una cuestión menor, dados los ánimos en otros grupos municipales.