La crisis ha pasado como un tsunami sobre los sindicatos en muchos aspectos. Además de perder afiliados e ingresos procedentes de cuotas y de subvenciones o de programas públicos, han sufrido la volatilización de casi 2.100 delegados en las empresas de Aragón debido a los innumerables cierres y recortes de plantilla. Ante este panorama, CCOO y UGT han iniciado sendos procesos de adaptación interna, que incluyen el congreso para sustituir a Cándido Méndez hace dos semanas, con el doble objetivo de ganar eficiencia y atraer a más trabajadores.

Las elecciones sindicales se cerraron en el 2015 con 9.158 representantes elegidos por los trabajadores frente a los 11.074 contabilizados al final del anterior ciclo electoral de cuatro años, en el 2011. Por el camino se han perdido 1.916 delegados, lo que intensificó la tendencia a la baja ya registrada en el periodo anterior, entre el 2007 y 2011, cuando el número de delegados sindicales descendió levemente en 165, según los datos aportados por CCOO. En total, la parte social ha sufrido una merma de 2.081 miembros en los últimos ocho años.

GOLPE A VARIOS SECTORES

El desplome de la cifra de representantes sindicales un 18,5% desde antes de que estallara la crisis va ligado al descenso del número

de trabajadores que estaban convocados a votar en las empresas, que pasó de 255.784 a 198.991, casi un 22,2% menos.

"La pérdida de delegados ha sido especialmente intensa en las pymes por la destrucción de empleo que se ha habido y en sectores como la industria, la construcción y la banca", afirma Julio Tejero, secretario de Organización de UGT Aragón. En concreto, el descenso de representantes sindicales en las compañía de menos de 50 trabajadores ha sido del 26% frente al 18,5% de la media general, mientras que en los de mediano tamaño (50 y 250 empleados) la caída ha sido del 13%. Curiosamente, el nivel de participación de los trabajadores en las elecciones sindicales ha crecido cuatro puntos, del 64% al 68%. "El recorte de delegados no es porque haya habido una desafección de la clase trabajadora repecto al trabajo sindical, sino por los efectos brutales de la crisis en forma de cierres de empresas y despidos", sostiene Goyo Hervás, secretario de Organización de CCOO Aragón.

Además del cierre de centros de trabajo, destaca la caída de representación en las administraciones públicas, cuyo número de representantes fue reducido por ley del anterior gobierno (163 delgados menos en funcionarios y 153 en personal laboral),

En lo que llevamos del 2016 no se aprecia ningún síntoma de un frenazo en el saldo neto de delegados elegidos debido a un desfase entre la evolución del mercado de trabajo y las elecciones sindicales, que tardan un tiempo en constatar los cambios en los censos electorales debido a los mandatos de cuatro años. Al mismo tiempo que se cierran empresas o se reducen sus plantillas, los sindicatos entran en nuevas compañías, aunque con dificultades añadidas.

Los trabajadores de algunas empresas que sufren o prevén problemas laborales optan por convocar elecciones por primera vez para reforzar la defensa de sus intereses. "A veces parece que nunca vas a necesitar a un sindicato, pero cuando bien mal dadas, las plantillas se dan cuanta que necesitan nuestro apoyo y organizarse para defender sus derechos", subraya Julio Tejero.

Entre el 2012 y el 2015, se han convocado nuevos procesos electorales en 429 empresas de Aragón que carecían de representantes de la plantilla, lo que ha paliado en parte la desaparición en otras compañías. Sin embargo, en el cuatrienio anterior (2008-2011), las firmas en las que se eligieron por primera vez delegados fueron más de doble (973). "Hay empresas donde sigue habiendo obstáculos para que los trabajadores tengan representación por el temor a perder el empleo", lamenta Hervás.

EFECTOS DESIGUALES

El efecto de la riada de la crisis va por barrios. Los dos sindicatos mayoritarios concentrar la mayor pérdida de delegados, que en porcentaje fue de 32,1% en el caso de UGT, que baja de 4.903 representantes en el 2007 a 3.326 en el 2015. La caída en CCOO es algo inferior (-21%), de 4.371 a 3.435 delegados, lo que le permite convertirse por primera vez en el sindicato más votado en las empresas de Aragón. La central que dirige Julián Buey es la primera fuerza en las tras provincias, pero UGT sigue por delante en las comarcas de Cinco Villas, Calatayud o Tarazona.

Los sindicatos minoritarios han ganado peso durante la crisis, como se aprecia en el ascenso de OSTA, CSIF y un colectivo variopinto formado por otras 60 organizaciones, entre sindicatos y agrupaciones electorales específicas para empresas. Esto ha mermado algo la hegemonía de UGT y CCOO, que baja del 82% al 73%. "Pese a todo, los sindicatos mayoritarios hemos aguantado bastante bien y los pequeños crecen, pero siguen teniendo poco peso", señala Hervás.