"Hay que ser cauto y, a partir del 26 de junio, intentar seducir y convencer al PSOE para que elija la izquierda y no la derecha. Y después ya veremos cómo se pueden rearticular los acuerdos en el Gobierno de Aragón y en los ayuntamientos, que deberán ser coherentes con lo que pase en el Estado. Pero cada territorio tiene su singularidad". Son palabras de Alberto Garzón, coordinador federal de Izquierda Unida y candidato número 5 por las listas de Unidos Podemos (UP) en Madrid, la voz elegida por la coalición para traer ayer su discurso a Aragón, en lugar de Pablo Iglesias, candidato a la presidencia del Gobierno.

Garzón aceptó ayer sentarse, durante 50 minutos, frente a seis aragoneses representantes de distintos sectores de población para participar en un coloquio, una invitación de EL PERIÓDICO para acercar a los líderes nacionales las dudas desde Aragón. El político riojano afincado en Málaga no rehuyó ninguna, ni siquiera de futuros pactos.

Garzón no ofrece ambigüedades. Un aviso para navegantes que nada tiene que ver con quienes especulan en las filas socialistas sobre la posible pinza con el PP. "Nos sorprende mucho que se vuelva a hablar de esto porque es el PP el que ha pedido gobernar con PSOE y C's. Y es C's el que ha pedido gobernar con el PSOE y el PP. Hemos sido muy claros, queremos ganar las elecciones y, como no tendremos mayoría absoluta, gobernar con el PSOE porque es un aliado con el que podemos llegar a acuerdos. No entendemos su posición, se está confundiendo de enemigo. Sus votantes, probablemente, prefieren pactar con nosotros que con Mariano Rajoy", afirmó.

No se arrepiente de que, el año pasado, su partido apoyara la investidura del socialista Javier Lambán. "Cuando se tomó esa decisión, la alternativa era la del PP y no podíamos tolerarla. Fue correcta y seguiremos avanzando en el ámbito del Estado porque creemos que podemos gobernar", explicó.

Respecto al Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) en la capital, aseguró que le "sorprenden mucho los ataques del PP". "Creemos que tiene mucho que ver con que es un ejemplo de gestión, como Madrid y Barcelona, por sus políticas novedosas. Están expresando aciertos de quienes nos pusimos de acuerdo en un momento histórico para cambiar las ciudades. Yo pongo siempre de ejemplo a Zaragoza", aseveró.

A su juicio, el cambio "no se consigue de forma inmediata". Se refirió sobre todo al urbanismo. "Napoleón III lo primero que hizo fue destrozar el centro de París para construir grandes avenidas y evitar que hubiera insurgencia por los callejones". Fue su ejemplo sobre cómo el diseño de una ciudad atiende a razones políticas. Para él, "favorecer que la gente socialice es básico y eso ZeC lo quiere impulsar. Necesita tiempo y un cambio de cultura para que la gente vea que es mejor ir al comercio del barrio que a grandes superficies. Pero eso es un proyecto de que puede tardar décadas", añadió.

Uno de los ciudadanos, Javier Rodríguez --quien le felicitó en nombre de la FABZ por su polémico "heteropatriarcado" en Twitter-- aprovechó para preguntarle por su modelo de participación. "Es una cuestión que hay que ampliar. El caso de ZeC es muy representativo, pero es insuficiente, hace falta un cambio de cultura en el que los presupuestos puedan ser votados. En Zaragoza hemos visto pelotazos urbanísticos con grandes construcciones que no sirven para nada y que, si se hubieran consultado, quizá no se habrían hecho, o no así", expuso.

Cuando el alcalde socialista de Pradilla, Luis Eduardo Moncín, se interesó por su postura con las obras del Pacto del Agua o el recrecimiento del pantano de Yesa, que los municipios ribereños ven clave para su supervivencia, Garzón --que no explicitó que la coalición está en contra de ellas--, apostó por "hablar y llegar a acuerdos". "Es como en Teruel con la minería, hay un conflicto entre la creación de empleo y los problemas ecológicos", reconoció, aunque ve "compatible dar con una solución sin destrozar el medio ambiente".

Moncín también le planteó sus dudas sobre el adelgazamiento de la Administración pública, que en Aragón tiene cinco niveles. Garzón sostuvo que "la Administración no es la responsable de la crisis aunque no sea eficiente", pero indicó que son partidarios de "acabar con las diputaciones y que sus competencias pasen a otras (administraciones) más solidarias y cercanas, como aquí las comarcas, porque la cercanía es lo más importante". Y pidió "austeridad sin caer en la idea de acabar con la Administración", porque le parece "peligroso".

INFRAESTRUCTURAS Menos concreto fue Garzón con la eterna demanda aragonesa. Al ser preguntado por la conexión ferroviaria con Francia por Canfranc, la conexión Cantábrico-Mediterráneo, se limitó a decir que la inversión pública "es fundamental" para desarrollar los territorios "y mejorar la calidad de vida de la gente", pero no especificó cuáles serían sus prioridades. Solo se mostró a favor de que, "con racionalidad", se pongan en marcha conexiones que permitan "ampliar el mercado". "En vez de hacer eso --criticó-- en este país se ha preferido hacer autopistas sin coches y aeropuertos sin aviones porque beneficiaban a los de siempre".

Si infraestructuras como el Canfranc llevan décadas en la agenda aragonesa, el riesgo de las riadas del Ebro y la búsqueda de soluciones para los municipios ribereños son también preocupaciones históricas. Ángel García, vicepresidente de Asafre, preguntó qué alternativas aportarían desde Unidos Podemos. Garzón volvió a optar por más "inversión pública". El candidato afirmó que conoce bien estos problemas, puesto que nació en Cenicero, un municipio riojano pegado al cauce del Ebro, y apuesta porque la inversión "sea aprovechada para modernizar y mejorar la agricultura, y como freno a la despoblación, que se produce porque el tejido económico no es lo suficientemente moderno para absorber a la gente, que se está marchando a Zaragoza y fuera del país".

EDUCACIÓN Precisamente por el exilio juvenil y las dificultades de acceder a la universidad por la subida de las tasas le preguntó la vicepresidenta del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Zaragoza, Paula Martín. "Nuestra intención es derogar la LOMCE, el decreto 3+2 y racionalizar el sistema de becas", recalcó Garzón, que planteó que habría que facilitar el acceso "a becas predoctorales y postdoctorales".

De hecho, criticó que con el sistema actual se produce una paradoja: "Nuestro país ha financiado con los impuestos de todos una carrera educativa de mucha gente que se tiene que marchar a generar beneficios a Alemania", una "pérdida de capital humano", dijo, "que solo puede evitarse recuperando el papel de la universidad pública como formación de personas y de trabajadores". Como solución, proponen destinar "el 7% del PIB a Educación".

ESTADO GARANTISTA El representante de los autónomos aragoneses, Álvaro Bajén, le preguntó su opinión sobre el modelo del "Estado como empleador de último recurso". Garzón afirmó que UP lo defiende, al apostar porque sea la administración pública la que garantice --cuando no lo haga el mercado-- el acceso a la vivienda o al trabajo, como derechos constitucionales. Para mantener este modelo, Garzón reconoce que se deben aumentar los ingresos en tres puntos "para acercarnos a la media de la Unión Europea". Así, aseguró, bastaría para "lanzar un plan de empleo público a través de la rehabilitación de vivienda, para crear empleo y reducir la dependencia energética tan brutal que tenemos en este país". El cauce para subir los ingresos, una reforma que profundice en la progresividad fiscal y la lucha contra el fraude.

En relación con la protección del Estado del bienestar, Jesús Puértolas, le recordó que "en Aragón fallecieron en 2015 4.000 personas que tenían reconocido el grado de dependencia sin recibir prestación". Garzón criticó el "recorte inhumano" del PP en esta área, y dijo que recuperarán "la inversión perdida en estos cuatro años". "El PP invierte mil millones de euros todos los veranos en gasto militar, pero ese dinero podría destinarse a cualquier otro servicio social", recalcó, señalando que es una decisión política.

Todos se quedaron con ganas de seguir conversando. El líder de IU debía seguir su campaña con el acto central de la coalición que se celebró en Teruel.