En una intervención más breve de lo que suele ser habitual, alrededor de 50 minutos, el candidato a la Presidencia de Aragón, Javier Lambán, desgranó ayer el que será su programa de gobierno, consensuado entre cuatro partidos tan heterogéneos como el PSOE, CHA, Podemos y el PAR y que a partir de la semana que viene compartirán Consejo de Gobierno. Un programa en el que defendió un Ejecutivo aragonesista a la vez que españolista, comprometido con los nuevos retos medioambientales y de la era digital, de amplio consenso y con la vista puesta en el futuro del territorio.

Hoy saldrá elegido con el voto de los 35 diputados de estas formaciones, más el apoyo de IU, cuyo coordinador Álvaro Sanz tendrá un protagonismo mayor que el de su representatividad numérica al concentrar él solo toda la oposición de izquierdas a un futuro Gobierno tetrapartito caracterizado por dos conceptos que repitió Lambán en varias ocasiones: transversalidad y centralidad. Y tan transversal como central fue su discurso. Tanto que podría suscribirlo cualquiera de los ocho partidos de las Cortes, salvo Vox, que ayer volvió a empeñarse en ir contracorriente cuestionando consensos básicos alcanzados durante 40 años de autonomismo.

22 COMPETENCIAS

Precisamente, la autonomía y la defensa de un aragonesismo que refuerza el espíritu españolista de Lambán copó parte de su intervención, que comenzó con un recuerdo a «dos hombres con gran sentido de Estado» como Marcelino Iglesias y José Ángel Biel, precursores del acuerdo PSOE y PAR (al que ahora se añaden dos fuerzas que hasta ayer discrepaban especialmente de los aragonesistas, como CHA y Podemos). Ambos estaban en la tribuna. Lambán ensalzó el Estatuto de Autonomía y ya anunció que el nuevo Gobierno trabajará para obtener las 22 competencias recogidas en él y que están pendientes de transferir.

«PROYECTO COMÚN»

No será fácil el encaje de los cuatro partidos en un nuevo Gobierno surgido de las circunstancias electorales. Ese será el principal reto al que se enfrentarán las formaciones políticas, y así lo entendió Lambán, consciente de la dificultad, pero por ello indicó que el acuerdo alcanzado tiene la «huella» de todos y parte de la idea compartida de un «Aragón entendido como un proyecto común, como espacio de ciudadanía, como espacio de generación de riqueza compartida y de empleo». Un Gobierno «heterogéneo» pero que será «homogéneo en la defensa del Estatuto».

«El éxito o el fracaso del empeño dependerá de que cada cual sepa defender su posición escuchando a los demás y dispuesto a ceder en aras del acuerdo; de asumir que nadie tiene toda la razón ni mucho menos ninguna clase de superioridad moral sobre los demás y de aceptar que, puestos a definir con honradez y sin sobreactuaciones el interés general de la comunidad, las diferencias entre los partidos se diluyen sustancialmente en favor de las coincidencias», indicó Lambán. quien ensalzó también la virtud del pacto en Aragón, a diferencia de otras comunidades o el Congreso, donde ha sido imposible.

El candidato explicó los bloques en los que se agrupan las 132 medidas que componen el documento de Gobierno. Entre ellos, los referidos al autogobierno, que incluye la reclamación del acuerdo financiero bilateral con el Estado, y recupera la idea ya anunciada en campaña electoral de que Zaragoza pueda compartir algunas instituciones de la capitalidad con Madrid, al tiempo que tendió la mano al alcalde de la capital, el popular Jorge Azcón, para defender proyectos. En cualquier caso, defendió un modelo de aragonesismo españolista (citó a Costa, con el adagio de que «ser aragonés es ser español dos veces») y volvió a alertar del peligro del independentismo.

Una de las seis ocasiones en las que sonaron los aplausos con más intensidad fue cuando defendió los derechos de la comunidad LGTBI y, sobre todo, cuando advirtió de que su Gobierno se subirá a la «ola feminista» que ha iniciado la transformación de la sociedad».

Entre las reivindicaciones, las de siempre: los desdoblamientos, el cantábrico-mediterráneo y la transición energética justa. Asimismo, defendió el impulso de los dominios esquiables, Motorland y Dinópolis, y anunció la supresión -para alegría de la RAPA, presente en las Cortes ayer- del ICA, que se sustituirá por otro impuesto.

Lambán defendió el contrato aragonesista verde, con el desarrollo de la Estrategia Aragonesa del Cambio Climático, el programa Ebro 2030, cuyo primer eje pretende la limpieza ecológica, la compra pública de terrenos para parques inundables, plan de infraestructuras y promoción turística, y plantación de 3 millones de árboles, el equivalente a la huella de carbono de los zaragozanos; cumplir los acuerdos de la Cumbre del Clima de París y tratar de alcanzar en el 2030 el objetivo de llegar a un tercio de energía renovable. También defendió la logística, anunciando la llegada inminente de una gran empresa, la mesa de la automoción, la industria 4.0 y un gran Pacto por la Ciencia. Asimismo, anunció la intención, ya debatida en otras legislaturas, de suprimir el aforamiento.

Los grupos replicarán hoy al candidato, en la segunda sesión del debate de investidura. La jornada servirá para comprobar cómo empieza una legislatura con alianzas inéditas y que comienza a andar.