Ibercaja comunicará hoy a los sindicatos su intención de aplicar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para más de 500 trabajadores en toda España, lo que supondrá el cierre de más de un centenar de oficinas. Las cifras todavía no son oficiales a la espera de que hoy se traslade este recorte a los representantes de los trabajadores, pero todo apunta a que la reestructuración del negocio se aplicará sobre el 10% de la plantilla y de su red comercial, según pudo saber este diario.

Este ajuste laboral se llevará a cabo mediante de salidas voluntarias e incentivadas de los empleados con más edad, aunque todavía queda por determinar dónde se situará el corte. En enero del 2017, el banco aragonés aplicó el último ERE, que afectó a 590 trabajadores y supuso el cierre de 140 oficinas. La mayor parte de las salidas se concentró entonces en aquellos que tenían más de 57 años, aunque, según el territorio, también se incluyeron a los mayores de 55 años. En estos momentos, Ibercaja cuenta con 953 oficinas y 5.137 empleados (entre indefinidos y temporales).

La medida, que fue aprobada por el consejo de administración de Ibercaja, celebrado el pasado 23 de septiembre, viene a confirmar las turbulencias que acechan al sector financiero. Los bajos tipos de interés (las previsiones hablan de que el euríbor no retornará a niveles positivos hasta 2025) y los escasos márgenes de beneficio, unido a la presión regulatoria han llevado a la banca a iniciar procesos de reestructuración. Primero fue CaixaBank y luego llegó el Banco Santander. Solo estos dos EREs facilitaron la salida de 5.200 trabajadores en este sector. Pero el goteo ha sido constante. E Ibercaja es el siguiente en la lista.

El banco aragonés ha tardado dos años en plantear un nuevo ajuste laboral, justo el periodo que se comprometió ante los sindicatos a no volver a tocar la plantilla tras la firma del último ERE. Expirado este tiempo, la entidad, presidida por José Luis Aguirre, se dispone a adelgazar de nuevo. Y lo hace en vísperas de la presentación de los resultados del 2019 -prevista para comienzos de marzo- y con el horizonte de la salida a bolsa cada vez más cercano. Sin duda, el ajuste anunciado por Ibercaja contribuirá a despejar el salto al parqué aunque la medida ya la daba por descontada los mercados, según apuntaron fuentes del sector.

Otro de los factores que llevan a la entidad a adoptar esta medida es la implantación progresiva de la banca electrónica, que ha hecho que los perfiles administrativos en la banca vayan desapareciendo. La gestión de las operaciones de los clientes por internet (por comodidad u obligación) permiten reducir el volumen de empleo en la banca y, de esta forma, proceder al cierre de oficinas que se han convertido en un lastre cada vez mayor para las entidades.

Además, la eliminación de los trabajadores con más edad permite reducir el coste salarial de las entidades, de forma que quienes perciben los sueldos más altos salen del sector. El relevo viene de los jóvenes cuyas nóminas son mucho más exiguas.

15 DÍAS DE NEGOCIACIÓN

Los sindicatos recibieron el lunes la comunicación de una reunión con el consejero delegado, Víctor Iglesias, para abordar el expediente de regulación de empleo. El anuncio no cogió por sorpresa a los representantes sindicales, puesto que «ya llevábamos meses escuchando el rumor de que podría aplicarse un ERE, y al final el rumor se ha confirmado», señaló la máxima responsable de UGT en Ibercaja, Victoria Camarena. Su homólogo en CCOO, Miguel Ángel Villalba, mostró su inquietud hasta conocer las condiciones y el número de afectados, pero también por cómo quedará la plantilla después. «Nos preocupa los que salen, pero si hay voluntariedades nos genera más inquietud las condiciones de quienes se queden».

Sobre las condiciones de salida de los afectados por el ajuste laboral, ambos confían en que se asemejen a los de los últimos expedientes de regulación. En el 2017, quienes aceptaron salir de banco a través de voluntariedades percibieron un 85% del salario neto anual, aunque esa cantidad era inferior si el empleado tenía 55 o 56 años. Para ello, la entidad ha tenido que desembolsar casi 56 millones de euros, según las cuentas de la entidad del 2018.

Los recortes laborales planteados por la entidad a partir del 2013 han supuesto la pérdida de más de 1.500 empleos, a los que habrá que sumar los de este nuevo ERE, que comenzará a negociarse durante los próximos días. Dicha negociación prolongarse durante varias semanas aunque todo apunta a que no será necesario ir más allá de los 15 días de periodo informal que recoge el convenio del banco aragonés.

MÁS DE 2000 SALIDAS EN 12 AÑOS

El ajuste laboral de Ibercaja se suma a los que ya ha ejecutado la entidad en los últimos años y que se han traducido en el recorte de unos 1.500 puestos de trabajo entre el 2013 y el 2018. Aunque todavía no hay datos oficiales del nuevo ERE que prepara Ibercaja, la plantilla del banco se quedará por debajo de los 5.000 puestos de trabajo (alrededor de 4.500 si se superan las 500 salidas).

En los últimos siete años, se han aplicado hasta cinco ERE en Ibercaja. En el 2017, la cifra de bajas ascendió a 590 mientras que el cierre de oficinas se situó en 140, mientras que dos años antes, el banco aragonés cerró un ajuste laboral de 350 puestos de trabajo (244 mediante prejubilaciones para mayores de 58 años) y la clausura de 60 sedes.

La negociación del expediente de regulación de empleo del 2014 culminó con un acuerdo entre la dirección y los sindicatos que supuso la salida por edad de 375 empleados antes del 18 de febrero del 2015 (289 fueron trabajadores que cumplían 59, 60 o 61 años).

En el 2013, la integración con Caja 3 (entidad liderada por CAI) obligó a Ibercaja a evitar duplicidades. Los recortes, finalmente, terminaron con la salida de más de 455 trabajadores.