Llegar a lo más alto de la halterofilia no es fácil. Bien lo sabe Olga López, una zaragozana de 33 años que lidera la sección femenina de este deporte en el CN Helios. Junto a Jaslyn Reyes, Irati Tejero, Esmeralda Brun, Jenifer Aroca, Noelia Otero, María Rezusta, Iulia Munteanu y Marta Pérez, lograron recientemente el ascenso a División de Honor, un lugar conocido por Olga, que ya se había clasificado dos veces para el Campeonato de España «aunque solo pudimos acudir en uno de ellos, porque para el otro no estaban todas las chicas disponibles», recuerda la aragonesa respecto a aquella primera experiencia, en 2017, cuando formó parte de uno de los 15 equipos clasificados para la cita.

«Hay cantera, vaya si la hay. El crossfit y Lidia Valentín han hecho más visible la halterofilia. Cada vez se apunta más gente y hay chicas en el equipo de 14 o 15 años»

Ahora es distinto. El CN Helios, en un gran momento, festeja que tanto su equipo femenino como el masculino han llegado a lo más alto. «El reto es mantener la actual posición», admite Olga. En la actualidad, las chicas son octavas y los chicos ocupan la cuarta plaza. «Todo el mundo debería poder vivir algo así. Hacemos un muy buen equipo».

Rodeada de juventud, Olga subraya el valor de «mantener el nivel de entrenamiento» y se congratula de todo lo bueno que viene por detrás. «Hay cantera, vaya si la hay. El crossfit y Lidia Valentín han hecho más visible la halterofilia. Cada vez se apunta más gente y hay chicas en el equipo de 14 o 15 años», asegura. 

Olga, durante un entrenamiento en el CN Helios. ANDREEA VORNICU

Y eso que el idilio tardó en llegar. «Siempre he estado ligada al deporte, sobre todo al atletismo, pero la halterofilia solo la conocía a través de competiciones que veía por televisión, como en los Juegos Olímpicos. En 2013 me apunté a crossfit y la parte que se hace de movimientos olímpicos me gustó mucho. Busqué un equipo para entrenar y me crucé con el CN Helios. Me enganchó y hasta ahora», dice.

Mantener el nivel

Y lo que queda. Porque Olga tiene claro que «queda cuerda para rato. Hay que adaptar el deporte a la situación vital de cada uno. No puedes pretender hacer lo mismo que a los 20 años y lo más difícil es mantener la cabeza fría sin salirte de tus objetivos y que te suponga un esfuerzo inasumible. Soy fisioterapeuta y tengo clínica propia y es duro compaginar todo. Antes entrenaba cinco días a la semana y ahora tres, pero sueño con mantener el nivel», asegura Olga, que se siente «muy valorada» a nivel de familia, amigos y trabajo. «También por parte de la federación. Antes había mucho más dinero que ahora para el deporte, pero se nos valora mucho y eso nos llena de orgullo».

Ahí, en la tarima, todo el esfuerzo acumulado se resume en apenas unos segundos. «Hay mucho más detrás. Trabajo de fuerza, potencia, coordinación, movilidad, precisión. Y hace falta suerte porque todo puede fallar si la barra se va». Para ello, Olga cuenta con ayuda. «Yo hago yoga, otra no habla, una se pone música para motivarse y otra se tumba haciendo respiración. Con los años he logrado mantener los nervios, visualizar el momento y no pensar en el fallo». Mientras tanto, sigue soñando. «Después de una segunda lesión en la rodilla, mi sueño es superar mis propios retos».