El Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza ha absuelto a C. L. P., acusado de la profanación de un nicho en el cementerio de Calatayud en el 2016, de un delito contra los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos, por el que fue juzgado el pasado mes de febrero y por el que se exponía a cinco meses de cárcel y 5.000 euro de indemnización. Se trataba del nicho de un amigo fallecido cuatro meses antes. Además, también se le imputó la supuesta difusión por las rede sociales de una serie de imágenes tomadas tras levantar la tapa del ataúd.

El juez basa la absolución en la ausencia de pruebas incriminatorias que destruyan la presunción de inocencia del imputado, el cual pertenece a una familia que regenta una de las funerarias de Calatayud. En este sentido, el magistrado descarta, por “insuficiente”, la declaración inculpatoria en fase de atestado de una testigo, pareja del acusado en la actualidad. Esas acusaciones iniciales fueron desmentidas por esta persona en la vista oral y atribuidas a presiones y amenazas de su pareja de la época en que sucedieron los hechos juzgados.

Así, en el apartado de hechos probados, el juez señala que “no ha quedado acreditado que el acusado entrara el cementerio de Calatayud y que fracturara la lápida y ataúd” del hijo de los denunciantes. Asimismo, asegura el magistrado que tampoco se ha demostrado que C. L. P. tomara fotografías y las enviara a una mujer ni que se llevara un trozo de lápida que, según la acusación, iba mostrando por la ciudad.

“Nos movemos en el ámbito penal y no bastan las sospechas ni las acusaciones en comisaría de una testigo que luego se contradice y se retracta, cuando además tales acusaciones no han sido mínimamente corroboradas con posterioridad con otras pruebas, algunas de las cuales podrían haber sido practicadas sin aparentes dificultades”, argumenta el juzgador.

El abogado de la acusación particular, Roberto Gállego, manifestó ayer que acata la sentencia pero adelantó que recurrirá en apelación con el fin de que se reconozca el “daño moral” sufrido por los familiares del difunto.