El incendio de un cajero de cañas, escombros y matorrales ubicados en las inmediaciones de los viveros municipales, en la parte trasera del hospital Militar de Zaragoza, causó ayer la alarma de los vecinos de la ciudad por la densa nube de humo negro que se pudo apreciar desde diversos puntos de la capital aragonesa. Afortunadamente, la magnitud del incendio fue menor de lo que podía parecer por la humareda oscura que se levantó a última hora de la tarde y los bomberos controlaron la situación con celeridad, sin lamentar daños personales.

El fuego se declaró unos minutos antes de las ocho de la tarde en un cañizal cercano al Huerva. Fuentes municipales detallerón que afectó a una extensión 1.000 metros cuadrados de vegetación del río y a 1.500 del vivero municipal, en una zona muy cercana a la Z-30, al Seminario, al Centro Teológico de Aragón y al colegio Santa María del Pilar. También afectó un área donde se encuentran materiales de desecho del vivero. Precisamente, estos elementos que allí se encontraban produjeron el humo negro que, en los primeros instantes del incendio, llamó la atención de los zaragozanos. No obstante, el fuego no afectó ni al plantero ni a los invernaderos.

Al lugar se desplazaron entre diez y veinte efectivos de Bomberos de Zaragoza y cuatro vehículos -dos bombas urbanas pesadas y dos bombas nodrizas pesadas- para controlar y extinguir el fuego. También acudieron al lugar agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional.

Alrededor de las ocho y media de la tarde, el humo oscuro había desaparecido casi en su totalidad. Finalmente, unos minutos antes de las diez de la noche, los bomberos confirmaron que el fuego había sido completamente extinguido.