María de Huerva vive desde hace poco tiempo inmersa en una crisis política, a raíz de la salida del equipo de gobierno de un concejal de Cs (Javier Zárate), tras ser privado de una delegación que desarrollaba y perder la dedicación exclusiva. Esta baja fue seguida de otra, la del concejal de CHA Octavio Olivo, lo que dejó en minoría al alcalde, Tomás Díaz Álvarez, de Izquierda Unida.

¿Cómo está la situación en María de Huerva tras la crisis política que le ha dejado en minoría?

Cuando tomé la decisión de hacer la remodelación tenía muy presente que esta situación se podía dar, con lo cual era algo con lo que tenía que contar, es decir, que podía llegar a perder la mayoría. Sabía que esa decisión que tomé por motivos muy concretos podía tener consecuencias.

¿Cómo se produjo la ruptura de la mayoría?

A Ciudadanos se le ofreció moderar las dedicaciones, se le retiraron los servicios generales e infraestructuras deportivas y se le dejó deporte, como representante de la comarca, primer teniente de alcalde y miembro de la junta de gobierno. Pero él dijo que no, que no estaba de acuerdo, y presentó la renuncia. En resumen, yo hice una remodelación pero el concejal de Ciudadanos no la aceptó.

Y ahora está expuesto a que haya un acuerdo entre Vox, Cs y el PP que sirva para desalojarlo de la alcaldía, si bien los populares no parecen estar por la labor de ir a una moción de censura.

Por supuesto, es la opción que existe. Era algo que estaba previsto. O mantenerse en la zona de confort, aguantando, o daba un paso al frente y me quedaba en la posición en la que me he quedado. He buscado el bien general, pues si me hubiera quedado en la zona de confort habría tenido que aguantar carros y carretas. Pero decidí que lo mejor era dar ese paso. Eso tiene unas consecuencias, pero las asumí.

¿Y va a poder gobernar en minoría?

Sí, sí, yo voy a continuar en minoría, perfectamente, aunque ya dependo de terceros, de si me hacen una moción de censura, para lo que están en su derecho.

Pero tiene la posibilidad de gobernar con acuerdos puntuales, apoyándose unas veces en unos partidos y otras veces en otros.

Claro, ese es mi talante, buscar consenso. Es que aquí se hace una política sencilla, de arreglar una calle o las piscinas… ¿Lo hacemos o no lo hacemos? El que vota en contra él sabrá qué hace. Esto no es el Parlamento, aquí hay que arreglar una calle porque se han roto las tuberías. Mi enfoque es escuchar a todo el mundo, pues todos aportan algo.

¿Ha sido pues una crisis innecesaria, en su opinión?

Desde mi punto de vista sí, pero desde el punto de vista de otros concejales, Javier Zárate y Octavio Oliva, no. Ellos dirán que yo he roto el pacto…

¿Y cómo se siente ahora? ¿Se le ha ido el asunto de las manos?

Es una decisión que hay que afrontar. La he tomado desde lo más profundo de mi corazón, sabiendo que me podría traer que me quitaran de la alcaldía. Pero yo he antepuesto el interés general al particular. No cobro nada por desempeñar mi cargo de alcalde, he venido para servir y lo haré de alcalde, de concejal o de vecino. No tengo ningún apego al sillón, no cobro ni un duro, con lo cual, con lo que vine me iré.

¿Cuál es la situación general de la localidad en la actualidad?

Afortunadamente, problemas graves no hay. Los pueblos son muy sencillos. María es una localidad importante, pero el día a día es dar servicios y respuestas inmediatas a los vecinos. Estamos hablando de farolas, de infraestructuras… Lo que se puede arreglar se arregla lo antes posible y, si no se puede, pues se explica. Hubo un repunte de contagios de covid, pero luego bajaron.